Te acuerdas... Entretanto el sol moría en el azul intenso del cielo, en tu habitación la noche se hacía eterna. Entonces, fuiste la más amada por todos mis silencios, por las calles, por las ventanas, por los recuerdos, por las locuras y los sosiegos que recreaban tu nombre, tu misterio, tus palabras, tus ojos, tus labios, tu cansancio, tu rabia, tu apatía, tu risa y tus lágrimas prohibidas a las que solíamos mentir sin pudor ni arrepentimiento. Javier Calvo Vásquez Sucre, 28 de agosto de 2019