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Mostrando entradas de mayo, 2020

EL MAESTRO

Con 26 años encima, Andrés no logró el bachillerato por culpa de las matemáticas. Su perseverancia era admirada entre sus compañeros que lo llamaban “Maestro”. A modo de gastar el tiempo en la cuarentena, una mañana su mirada se detuvo en un anuncio de YouTube “Matemáticas en dos por tres”. Aprendió a resolver los ejercicios a la velocidad del rayo e inmediatamente los mandaba a su profesor, quien, sorprendido, respondía con felicitaciones. -Ahora sí Andrés, saldrás Bachiller. Luego de llenar la panza con litros de cerveza durante la fiesta de bachillerato, despertó exaltado. -¡Mierda! ¡Todo ha sido un sueñooooo!

NO SABÍA

Nadie le dijo que está prohibido salir a la calle. Doña Herminia extiende su aguayo en la acera y distribuye en él pastillas de distintos colores.   Mientras espera vender, su esquelético cuerpo se dobla pausadamente sobre el multicolor paisaje. Debido al sueño intermitente no sabe quiénes dejan -junto a las pastillas- naranjas, panes, plátanos y algunos centavos. Cuando termina la tarde, se apoya en el viejo bastón hasta llegar a su casa. Una tarde de mayo, luego de tocar la puerta por más de una hora, los perros empezaron a aullar y el gato dio vueltas detrás de la cortina, hasta que los vecinos gritaron desde sus ventanas. -¡A todos se los llevaron! Dicen que tienen Covid. Sin esperar que doña Herminia responda, ocultaron la cabeza. Se sentó en la patilla, sacó de la bolsa una naranja seca, la peló con dificultad y entretanto chupaba cada rodaja, sus ojos brillaron con una alegría inusual. Javier Calvo V. Sucre, 23 de mayo de 2020

LA DESCONOCIDA

Llegamos con el cabello emblanquecido. Al enfrentar al viento irascible en la punta de la carrocería, mis ojos creyeron perderse entre el cielo y el sol. Es la primera experiencia que recuerdo después de nacer. Alguien me baja del camión Ford, luego me desviste y al sumergirme siento el calor que se desvanece con el contraste del sol. Me apoyo en la pared enmohecida de la piscina y ahora siento flotar de apoco. Desde aquí todo es transparente como la bruma. -¡Mierda! ¡se está ahogando! –Dice una desconocida- en tanto recobro el frío y mis hermanos chapalean y juegan con la pelota. Javier Calvo V. 11 de mayo de 2020

DESDE TU VENTANA

-¿Llamaste a mi papá? ¿qué te ha dicho…? –Volvió a preguntar la loca de ojos redondos y brillosos cachetes- No fue la primera vez que me pide llamar a su papá desde una de las ventanas del psiquiátrico de mujeres colindante con la calle Ayacucho. Ese día se cumplió un mes de cuarentena, con todo, mis perros no perdieron la costumbre de salir a olfatear las paredes y jalar sus correas como si alguien los esperara en la esquina, en tanto les rogaba que no corran, ideaba una nueva mentira que la convenza.  -Ummm… llamé, pero nadie contestó, -alcancé a decir- y sentí su mirada hasta el final de la cuadra.  Hace poco, mientras daba de comer a los perros callejeros que llegan a mediodía, interrumpió la misma pregunta.  -¿Hablaste con mi papá? –dijo desde la misma ventana sin dejar la menor duda que su cuerpo se sostenía en la punta de sus pies. Su rostro redondo resplandecía como la luna y sus ojos se extraviaron en la lisura, lo mismo que su cabello que revoloteaba