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Mostrando entradas de octubre, 2018

MARÍA

Te escondes detrás de tus ojos María. Te hicieron creer en la mala suerte Y te empujaron a la cruz Echaron la culpa a tu tímida belleza, que, en todos los tiempos, sedujo incluso al Wasón, Una mañana, las cuñadas junto a tu marido trituraron el espejo y desfiguraron tus besos, no dieron tregua a tu vientre para que no tengas tiempo de ver el sol. Desde entonces, te ves en las telenovelas, en las vitrinas, en los maniquís. Cuando perdiste el miedo ajaron tu rostro, temblabas con tus hijos debajo la cama, mientras otros sudores se ahogaban en tu colchón. Se fueron sin besarte y sin tu caridad, con todo, hoy los que dicen amarte huyen por el jardín con tu corona, tu piel de rosa y el perfume francés. Con los años, aprendiste a prestar lágrimas y risas, a corromper a la noche para que encubra a los espíritus que descansan en el ático. Aprendiste a convencer a las calles para que no delaten que saliste sola. María Ahora duermes hasta más de las ocho, sabes que sus

OCTUBRE

-Descansemos, ya es muy tarde –dijo- apagó la lámpara y luego el televisor. Él prendió el cigarrillo y se puso los audífonos conectados al Mp3. -No tenías que estar aquí, y yo, no debí llegar –murmuró Ivonne- miró a otro lado y cerró los ojos. Él veía la ventana como observa el niño la puerta cerrada de su escuela, entretanto, sus labios rajados se humedecían con la punta de la lengua. La luz del sol entró por los surcos que dejó la cortina y descubrió el humo del cigarrillo momificado, recubierto por el polvillo gris que se deprendió de la alfombra. Él dormía acurrucado en un rincón, las frazadas cubrían todo su cuerpo menos los pies. Del otro lado, la cama despertó vacía. Por quinto día La Paz amaneció cercada. Las calles bloqueadas por micros, taxis, mesas, piedras y banderas, crespones negros en las puertas y niños jugando en el centro de las avenidas. Ivonne caminó muchas horas antes de llegar a su casa. En el trayecto se encontró con comerciantes, fabriles, alcohólicos