Olvidé sentir el sonido de mis pies, la respiración que se apropia del espacio, olvidé detener la mirada y olvidé callar cuando fingí escuchar tu voz Me dijeron que llovió en la ciudad Que el viento chocó en agosto las paredes de mi habitación Que los árboles cambiaron de color Por caminar de prisa olvidé el color de las palabras Quiero sacudir la pesadez de mis piernas y brazos, Refregar los ojos y oídos Despertar con el olor de un libro Estirar el cuerpo para percibir Cada trozo del alma. Este intento suicida de volar Sin ver alrededor arrancó mi nombre y hoy, sin estar cansado, quiero atrapar el silencio abandonado en la última esquina. Que el sufrimiento y el dolor se reconozcan Para hallar la felicidad Que la fe no sea heredada, Que la libertad acepte ser agua de río, de ola, de mar, de lluvia, de lágrimas de sudor. Javier Calvo V. Agosto, 20 de 2013