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Mostrando entradas de abril, 2020

LA ÚLTIMA PARADA

Dejar caer la última carta sobre la mesa en señal de victoria o rendición, expresa el fin de algo y el inicio de otra partida, similar a migrar que no es lo mismo que viajar. Es una peligrosa apuesta que se intimida con las primeras luces que de apoco se extienden en el horizonte. Entonces la valentía se encoje en su afónico estruendo. Ahora, aquí, tu caminar y tu olor te delatan, canjearán tu nombre y tus miedos. Con todo, quizás -si al final de la cuadra aún la conservas- tu memoria recree tu rostro entre las malolientes calles, entre la estridencia de los minibuses y los mercados, entre la bruma del sol que incinera tus ojos y en las escalinatas interminables que, como mástiles, hacen de ti su bandera. Te acuerdas, te encontré en la última parada del micro X1, camino a Ravelo. Salté del micro con mi cámara Nikon y tú –desde abajo- preguntaste al chófer “a qué hora irá al (mercado) campesino”, luego te resignaste ante el silencio maleducado y te quedaste parada en el bo

EN LA CALLE

Este cuerpo es mi territorio, la calle es mi espacio. ¿Dónde más se puede ser libre? Ahí vivo y es donde decido morir las veces que me da la gana. En el cuerpo y en la calle transita la soledad, se revelan los temores, el amor es subversivo y el sufrimiento una condena. Este cuerpo sin la calle no es nada, sus silencios son forasteros ...tristes intrusos sin alma. Javier Calvo V. Sucre, 10 de abril de 2020