Sabías que esperar esa tarde significaba fabricar nuevas mentiras. Cuando me acerqué, tu mirada aún descansaba sobre tus rodillas que escondía a la sonrisa cómplice de tu secreto Como hace veinticinco años, sopocachi nos palidecía con su viento húmedo mientras todas las voces se extraviaban por la plaza España… así dejamos que se vaya la tarde tu rostro apoyado en mi pecho yo, oscurecido entre tu perfume ...te fuiste como hace veinticinco años sin mirar al frente yo, fosilizando tu sonrisa y sin abandonar ese pequeño espacio que dejaste calentito.