Aunque es una verdad de Perogrullo, es preciso recordar que la universidad autónoma (1930) no es ajena al campo político, porque es -en sí misma- el espacio de poder por el que luchan docentes y estudiantes. Hasta 1971, la disputa se libra en el escenario de las ideas y en las negociaciones políticas, distinguiéndose por no recurrir a la violencia ni al fraude, ya que ambas deformaciones -como diría Jaime Mendoza (1874 - 1939)- son excluyentes del espíritu universitario [i] . El resultado de la elección de autoridades universitarias (en Asamblea universitaria y claustro posteriormente) representaba la hegemonía de una corriente de pensamiento al interior de la Universidad, no siempre a tono con la lucha discursiva librada en el país. Desde esa perspectiva, los rectores asumían un rol político preponderante en su relación con el Estado, lo que derivó -en muchos casos (1955, 1971)- en la intervención militar a los ambientes universitarios. Hasta el 21 de agosto de 1971, fe...