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MARÍA



Te escondes detrás de tus ojos

María.

Te hicieron creer en la mala suerte

Y te empujaron a la cruz

Echaron la culpa a tu tímida belleza, que, en todos los tiempos, sedujo incluso al Wasón,

Una mañana, las cuñadas junto a tu marido trituraron el espejo y desfiguraron tus besos, no dieron tregua a tu vientre para que no tengas tiempo de ver el sol.

Desde entonces, te ves en las telenovelas, en las vitrinas, en los maniquís.

Cuando perdiste el miedo ajaron tu rostro, temblabas con tus hijos debajo la cama, mientras otros sudores se ahogaban en tu colchón.

Se fueron sin besarte y sin tu caridad, con todo, hoy los que dicen amarte huyen por el jardín con tu corona, tu piel de rosa y el perfume francés.

Con los años, aprendiste a prestar lágrimas y risas, a corromper a la noche para que encubra a los espíritus que descansan en el ático. Aprendiste a convencer a las calles para que no delaten que saliste sola.

María

Ahora duermes hasta más de las ocho, sabes que sus pasos se arrastran, mas, el mundo cree verte volar. Cierras las cortinas después que se pierde el sol y duermes sin cansancio. En tu habitación, apenas se oye el ronquido de la ausencia y el bostezo de tu anciano perro.

Javier.

21 de octubre 2018

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