Reco me sigue todas las mañanas mientras paseo con mis perros por alrededores de la calle donde vivo. Asume el papel de guardaespaldas de Lucho y Nena (mis perros), en ese rol, interviene con apronte cuando algún perro pretende oler el trasero de nenita o muestra sus caninos ante el ladrido provocador de luchito, entonces, Reco pone su cuerpo entre ambos para ahuyentar al atrevido intruso. Conocí a Reco hace diez años cuando empecé a vivir en la calle Ayacucho, lo veía en las noches en compañía de tres niñas quienes jugaban lanzando trozos de pan y él saltaba, aullaba y se tiraba al pavimento con las patas al cielo, “parece garrapata”, decía una de las chicas, en tanto Reco seguía frotando su gruesa espalda en el cemento. Luego, las acompañaba al parque haciendo gala de sus nuevas amistades corriendo detrás de los autos en un intento desesperado por morder las llantas, debido a esa costumbre muchas veces regresó cojeando y su piel conserva hasta hoy secas ...