Pido prestadas algunas páginas de mi soberbia, después de ha
ber gastado otro par de zapatillas, las mismas que he comprado durante siete años. Escucho esa radio fascista, que inevitablemente me atrapacon su música de antaño. Recuerdo a mi madre y sonrío.Espero al hijo del panaderoque paciente habita, en el lindero esquivode mi corazón. Suelo desaparecer interpretándomeen Jou de Sant. Me encantó de la vida recorriendo la geografía humana, aferrándome a la existencia para llegar a mi destino. Soy feliz comiendo chocolate con menta, como cuando niña en las tardes frías y de apagonesen Cinco de Abril. Guerra en las calles. Cacerolazos de hambre En Quinta Normal. Donde el almacén de mi viejoquebró de tanto fiar. Nada soy en la memoria Renquina,como esa perra hecha pellejo y garrapatastirada a la suerte. Hoybusco una puertacoleccionando llaves. Plasmo pequeñas imágenes que prendieron cigarrillos. Camino en la estación sin tiempo esperando un tren a ninguna parte. Hago el amor con mi suerte y no me atormenta orinar en un cementerio. El futuro incierto me levanta cada mañanay en el ranchouna bicicleta azul espera aprender a volar.
Ingrid Yametti
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