La madrugada fue arropada
por el palpitar de las lámparas,
ellos aún no se dieron cuenta
que las descoloridas mixturas
ya están detrás de la puerta,
se mueven como si fueran las diez
junto al mejor licor,
impulsando las sonrisas,
con el humor que sigue al compás
cubriendo a la memoria
con las vueltas que da el salón.
Yacen las luces llevándose
dos almas sin equipaje,
enredadas por la censura.
2010
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