Alan Vargas. Foto. Gentileza Jaime G. 25 de agosto de 2016 Su mesa estuvo tapaba todo el día. Dicen que muy temprano ordenó los anillos trenzados, los aretes de alambre y el letrero escrito con bolígrafo rojo “Se hacen simbas”. -Luego cubrió la mesa con otro mantel y se retiró -dice Patricia que tiene su puesto artesanal en el mismo sector, conocido hasta hace algunos años como “De los hippies”-. Ahí se vende artesanías desde los primeros años del 90, a un comienzo todos eran artesanos que tendían sus paños en el suelo. Viajeros que se quedaban en Sucre unos días y después prolongaban su viaje interminable. Hoy quedan pocos artesanos, en su mayoría son comerciantes que instalaron casetas y ofertan su mercadería en condiciones más seguras. Ninguno se viste como hippie y no huele a pachuli. Llegó la hora de guardar los collares de bambú, los anillos de plata, las coloridas chalinas de lana, de hilo y algodón; los aretes, las manillas y los prend...