Con 26 años encima, Andrés no logró el bachillerato por culpa de las matemáticas. Su perseverancia era admirada entre sus compañeros que lo llamaban “Maestro”. A modo de gastar el tiempo en la cuarentena, una mañana su mirada se detuvo en un anuncio de YouTube “Matemáticas en dos por tres”. Aprendió a resolver los ejercicios a la velocidad del rayo e inmediatamente los mandaba a su profesor, quien, sorprendido, respondía con felicitaciones. -Ahora sí Andrés, saldrás Bachiller. Luego de llenar la panza con litros de cerveza durante la fiesta de bachillerato, despertó exaltado. -¡Mierda! ¡Todo ha sido un sueñooooo!