Andrés se cansó de todo el discurso jesucristiano
y del romántico ideal de un mundo "mejor"
borró las canciones de Gieco , de Jara, de Inti Illimani y de todo aquello que compromete,
hizo crecer al pelo y la irreverencia puso de careta
apretó el acelerador de los pink, fumó hasta perder la conciencia
y se embriagó hasta olvidar al tiempo
persiguió a la depresión
persiguió a la depresión
y no puso control a las noches que nunca terminaban
guardó en la chaqueta a Silvio, a Charly
y conoció a Joaquín
así fue que la irreverencia se hizo rostro
y dejó de aplaudir y correr tras el desfile.
Cuando el licor pierde su color,
Cuando el licor pierde su color,
cuando el llanto no hace llorar
es mejor cerrar los candados,
pensó Andrés,
y alejó a la tentación de cerrar la boca por miedo
a la vez que agradecía a la timidez que le fabricaba
motivos para no saludar.
Con el tiempo la lista de amigos se redujo
Con el tiempo la lista de amigos se redujo
y asumiendo la canción de Manuel Monrroy,
se llamaba por teléfono y el contestador decía que no estaba;
en esas condiciones la soledad se hace insostenible,
los verbos ya no decían nada
y la televisión continuaba con el mismo guión,
y la televisión continuaba con el mismo guión,
fue entonces que prefirió detenerse en una esquina
y sonreír sin apariencias
estar dentro pero fuera
corriendo presuroso a los brazos de su amada
llorando en público, saludando a los desconocidos
llorando en público, saludando a los desconocidos
bailando desenfrenandamente la cumbia, la música electrónica,
amando con José Feliciano, Roberto Carlos
y desnudando con una cueca chuquisaqueña.
Andrés construyó su partida,
abandonó a la reputación,
atrás quedaron las esquinas silenciosas
y hoy está detenido en el viento
con la misma cordura para no olvidar su voz.
Andrés construyó su estar aquí
con las ventanas empañadas
con el sudor de un par de sábanas,
construyó su libertad
sin melenas, sin aros y sin dolor.
Hoy aún sigue caminando con lo dedos en la pared
aún asume la vida como la gran oportunidad para divertirse
colgando el auricular a las malas vibras,
deteniendo en su mirada a las mil tonalidades
que deja el sol
dando vueltas sobre el mar
fortaleciendo su irreverencia
quizás así, dice Andrés,
sigo siendo un jodón,
...un ser libre.
Nota: A fines de la década del ochenta, cuando todos los muros parecían haber caído y la esperanza en un mundo mejor también parecía caer, a muchos nos vino la desilusión y el cinismo nos agarró, hoy muchos amigos aún venden artesanías en las calles, otros están con corbata, otros partieron con mucho licor en la sangre, otros están ahí reconstruyendo sus sueños. saludos a mis queridos amigos de los ochenta, donde sea que se encuentren.
Comentarios