Hace algunos años (2003 – 2004) gracias al Programa de Investigación Estratégica en Bolivia PIEB, se logró ejecutar la investigación “La Cultura Política de los periodistas en Sucre”, cuyo eje central fue determinar qué elementos construían la cultura política y cuáles sus características, además de su relación con los actores que hacen y reproducen acciones políticas. Entre las conclusiones más importantes de la investigación se menciona su autoritarismo y falta de tolerancia, contradictoriamente a la autovaloración del periodista, la misma que tenía rasgos inmaculados.
En aquella temporada, el contexto político era otro, un país convulsionado los 365 días del año, un gobierno asediado por dentro y por fuera (gobiernos de Gonzalo Sánchez de Lozada y de Carlos Mesa 2003 – 2004), los movimientos sociales en constante ascenso y la “clase política” sin credibilidad, todas las encuestas por entonces daban altos porcentajes de credibilidad a la Iglesia Católica y a los periodistas, es decir, la sociedad depositaba y reproducía en estos señores no sólo su fe, sino, lo que es más importante, sus creencias y sus valores.
En Sucre, la corriente y la agenda informativa era conducida por algunos periodistas que formaban, por decirlo de algún modo, la opinión de los sucrenses, construían opinión pública desde un micrófono y una cámara de video. Esta corriente y agenda periodística no sólo influía en la comunidad, también en el resto de periodistas que seguían el rumbo impuesto por el periodismo dominante. César Rojas Ríos, llama a este tipo de periodistas capaces de generar corrientes de opinión tanto en la comunidad como entre los mismos periodistas, “Líderes mediáticos”. Recordar por ejemplo, a Sixto Valdez, Víctor Hugo Hebia (Chicho), Gabriel Peláez, Iván Ramos, Nancy Vacaflor, Mario Poppe, por nombrar algunos. El frente informativo y de opinión estaban enfocados en la denuncia de casos de corrupción cometidos por políticos, gran parte de sus informativos eran guiados por esta temática, sumando a la presentación informativa la valoración subjetiva -en algunos casos- llena de emotividad y sin respaldo jurídico o ético.
Si bien este tipo de periodismo aún se reproduce, con las mismas cargas emocionales, con el mismo desconocimiento de la ética y su eterna frivolidad al presentar informaciones, ...el enfoque temático ha cambiado, sus rasgos inmaculados casi se han perdido y definitivamente no hay un solo periodista que genere corrientes de opinión, es decir, no logra que la comunidad haga suya la opinión emitida y menos que contagie estilos, agenda y temas al resto de periodistas.
En aquella temporada (2003) escribí un artículo en el quincenario El Juguete Rabioso, llamado Periodismo y Estupidez, en él describo algunos errores cometidos por varios periodistas de Sucre, todos o casi todos por la ausencia de contextualización de la noticia, el abandono de un elemento fundamental: la confrontación de fuentes de información (la noticia desde varios lados, imparcialidad), el apasionamiento con temáticas regionales y así detallo un conjunto de acciones que llamé por entonces, estupideces.
Hoy cuando intenté nuevamente a describir al periodismo sucrense, la situación se puso difícil porque es complicado definir quién o cómo se construye la opinión pública en la ciudad de Sucre, cómo se desarrolla la lucha discursiva, cuáles son los ejes centrales del periodismo y quién o quienes definen la agenda periodística, lamentablemente todas esas preguntas no tienen respuesta sucrense porque la opinión, la lucha discursiva y la agenda periodística casi generalmente no se generan en esta ciudad, por ello, para bien de algunos, el periodismo sucrense ya no es estúpido (salvo algunas excepciones), hoy es un periodismo SOSO, no es nada; antes el periodismo nos sorprendía, hoy, con tan solo reconocer la voz del o la periodista sabemos por donde llevará la noticia, con tan sólo ver el rostro o el gesto al momento de presentar la noticia sabemos qué nos están queriendo decir en la “inocente nota televisiva”, hoy el periodismo se ha vuelto predecible, por eso es SOSO, ya no respira.
No quiero entrar en la verborrea de quien considera que todo lo del pasado es mejor, no, porque no es verdad (no siempre), pero antes el periodismo sucrense generaba opinión, luchas discursivas y algunos periodistas establecían agendas informativas al resto de periodistas, hoy, el profesor Lora, además de uno y otro periodista por más esfuerzo que demuestren, no convencen, ellos saben -quizás más que nosotros- que no se puede, saben que no pueden generar opinión en la comunidad ni establecer la agenda periodística, porque el periodismo ha apostado por lo más fácil, subir al polo de la oposición fragmentada o al polo oficialista, en ambos casos tiene que mantener la boca y los ojos cerrados, hoy al periodismo le cuesta producir opinión que esté al margen los dos polos, por esos es SOSO, porque no hace daño ni tampoco hace bien.
En aquella temporada, el contexto político era otro, un país convulsionado los 365 días del año, un gobierno asediado por dentro y por fuera (gobiernos de Gonzalo Sánchez de Lozada y de Carlos Mesa 2003 – 2004), los movimientos sociales en constante ascenso y la “clase política” sin credibilidad, todas las encuestas por entonces daban altos porcentajes de credibilidad a la Iglesia Católica y a los periodistas, es decir, la sociedad depositaba y reproducía en estos señores no sólo su fe, sino, lo que es más importante, sus creencias y sus valores.
En Sucre, la corriente y la agenda informativa era conducida por algunos periodistas que formaban, por decirlo de algún modo, la opinión de los sucrenses, construían opinión pública desde un micrófono y una cámara de video. Esta corriente y agenda periodística no sólo influía en la comunidad, también en el resto de periodistas que seguían el rumbo impuesto por el periodismo dominante. César Rojas Ríos, llama a este tipo de periodistas capaces de generar corrientes de opinión tanto en la comunidad como entre los mismos periodistas, “Líderes mediáticos”. Recordar por ejemplo, a Sixto Valdez, Víctor Hugo Hebia (Chicho), Gabriel Peláez, Iván Ramos, Nancy Vacaflor, Mario Poppe, por nombrar algunos. El frente informativo y de opinión estaban enfocados en la denuncia de casos de corrupción cometidos por políticos, gran parte de sus informativos eran guiados por esta temática, sumando a la presentación informativa la valoración subjetiva -en algunos casos- llena de emotividad y sin respaldo jurídico o ético.
Si bien este tipo de periodismo aún se reproduce, con las mismas cargas emocionales, con el mismo desconocimiento de la ética y su eterna frivolidad al presentar informaciones, ...el enfoque temático ha cambiado, sus rasgos inmaculados casi se han perdido y definitivamente no hay un solo periodista que genere corrientes de opinión, es decir, no logra que la comunidad haga suya la opinión emitida y menos que contagie estilos, agenda y temas al resto de periodistas.
En aquella temporada (2003) escribí un artículo en el quincenario El Juguete Rabioso, llamado Periodismo y Estupidez, en él describo algunos errores cometidos por varios periodistas de Sucre, todos o casi todos por la ausencia de contextualización de la noticia, el abandono de un elemento fundamental: la confrontación de fuentes de información (la noticia desde varios lados, imparcialidad), el apasionamiento con temáticas regionales y así detallo un conjunto de acciones que llamé por entonces, estupideces.
Hoy cuando intenté nuevamente a describir al periodismo sucrense, la situación se puso difícil porque es complicado definir quién o cómo se construye la opinión pública en la ciudad de Sucre, cómo se desarrolla la lucha discursiva, cuáles son los ejes centrales del periodismo y quién o quienes definen la agenda periodística, lamentablemente todas esas preguntas no tienen respuesta sucrense porque la opinión, la lucha discursiva y la agenda periodística casi generalmente no se generan en esta ciudad, por ello, para bien de algunos, el periodismo sucrense ya no es estúpido (salvo algunas excepciones), hoy es un periodismo SOSO, no es nada; antes el periodismo nos sorprendía, hoy, con tan solo reconocer la voz del o la periodista sabemos por donde llevará la noticia, con tan sólo ver el rostro o el gesto al momento de presentar la noticia sabemos qué nos están queriendo decir en la “inocente nota televisiva”, hoy el periodismo se ha vuelto predecible, por eso es SOSO, ya no respira.
No quiero entrar en la verborrea de quien considera que todo lo del pasado es mejor, no, porque no es verdad (no siempre), pero antes el periodismo sucrense generaba opinión, luchas discursivas y algunos periodistas establecían agendas informativas al resto de periodistas, hoy, el profesor Lora, además de uno y otro periodista por más esfuerzo que demuestren, no convencen, ellos saben -quizás más que nosotros- que no se puede, saben que no pueden generar opinión en la comunidad ni establecer la agenda periodística, porque el periodismo ha apostado por lo más fácil, subir al polo de la oposición fragmentada o al polo oficialista, en ambos casos tiene que mantener la boca y los ojos cerrados, hoy al periodismo le cuesta producir opinión que esté al margen los dos polos, por esos es SOSO, porque no hace daño ni tampoco hace bien.
(Seguramente no todos los periodistas son estúpidos ni sosos, son los medios donde trabajamos que nos vuelven insípidos)
Perdón por generalizar.
Javier Calvo Vásquez
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