Hace algunos años, en la Plaza España de la ciudad de La Paz (Sopocachi) por casualidad me encontré con una amiga de la infancia, una vecina con quien compartí en la calle mil juegos, entre historias recreadas y otras inventadas por nuestra impulsiva imaginación, fue una intención develada caminar por delante del aburrimiento, a pesar de ello, muchas veces el desgraciado nos alcanzó.
Pasaron muchos años desde la última vez que jugamos, ella aún recordaba a mis gritos de gallo, a mi rebelde cabello, a mi poca habilidad para el fútbol y a mi empeño por jugar con los dedos; yo ...recordaba menos cosas, aunque puse mi mejor esfuerzo no lograba cuadrar una historia completa, sólo sabía que le gustaba correr con triciclo por la calle de tierra, que le agradaba ver como la pelota rebotaba en mi cabeza, recodaba su risa, al esfuerzo por soportar los días de lluvia, recordé cuando trepé por su ventana y fui sorprendido por su aliento que dibujaba su rostro en los vidrios.
Cuando detuvimos los recuerdos nos preguntamos sobre el presente, al unísono reímos, ...después, permanecimos callados, toda una eternidad, ella se abrazaba como si tuviera frío y yo viendo alrededor como esperando; que bueno habernos encontrado -dijimos- nos abrazamos, se levantó y empezó a caminar hacia la Plaza Abaroa, y yo, permanecí esperando a las 12 para recoger a mi hijo.
Ya por la noche escribí un pequeño poema, motivado por las circunstancias que dan vueltas, por los alientos que pintan rostros en el mismo espejo.
Aún se mantiene la ausencia,
el aliento,
el eco de la cerrada puerta
aún las cortinas están intranquilas,
la sombra de tu mano sobre el espaldar de la cama,
aún está caliente.
son desordenados recuerdos
son lápices sin punta
son hojas sin espacios
aún es eterna está circunstancia.
2010
Pasaron muchos años desde la última vez que jugamos, ella aún recordaba a mis gritos de gallo, a mi rebelde cabello, a mi poca habilidad para el fútbol y a mi empeño por jugar con los dedos; yo ...recordaba menos cosas, aunque puse mi mejor esfuerzo no lograba cuadrar una historia completa, sólo sabía que le gustaba correr con triciclo por la calle de tierra, que le agradaba ver como la pelota rebotaba en mi cabeza, recodaba su risa, al esfuerzo por soportar los días de lluvia, recordé cuando trepé por su ventana y fui sorprendido por su aliento que dibujaba su rostro en los vidrios.
Cuando detuvimos los recuerdos nos preguntamos sobre el presente, al unísono reímos, ...después, permanecimos callados, toda una eternidad, ella se abrazaba como si tuviera frío y yo viendo alrededor como esperando; que bueno habernos encontrado -dijimos- nos abrazamos, se levantó y empezó a caminar hacia la Plaza Abaroa, y yo, permanecí esperando a las 12 para recoger a mi hijo.
Ya por la noche escribí un pequeño poema, motivado por las circunstancias que dan vueltas, por los alientos que pintan rostros en el mismo espejo.
Aún se mantiene la ausencia,
el aliento,
el eco de la cerrada puerta
aún las cortinas están intranquilas,
la sombra de tu mano sobre el espaldar de la cama,
aún está caliente.
son desordenados recuerdos
son lápices sin punta
son hojas sin espacios
aún es eterna está circunstancia.
2010
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