Cuánta verdad guarda tu silencio
que me permite imaginar tu partida,
seguro perfeccionaste nuevos abrazos,
sacando notas a los silbidos
y jugando con el eco de tus pisadas.
Aquí, querida Ivonne, como siempre
sin poder entender,
sin poder encontrar.
La fuerza de este licor
fricciona los errores
y caigo suave sobre estos versos
como la noche fría cuando quedé atrapado
en tu risa.
2010
Para mi querida Ivonne Palenque
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