"...el que quiera hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor; y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos, porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos. (RV)" Marcos 10:35-45
"El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que lo envió" Juan 13:1-17
Entre los símbolos legados por Jesús de Nazaret está el lavado de los pies, el que forma parte de la ritualidad religiosa, sin embargo considero que esta simbología católica debe merecer una interpretación al margen del campo espiritual, por ello, y sin el afán de ingresar en la interpretación teológica, creo que el lavado de los pies tiene un contenido estrictamente político, porque hace referencia a las relaciones de poder, entre quien lava (poderoso) y quien recibe el agua. En esta relación se expresa el poder y hace presencia efectiva de esa su condición, es decir, es el poder que reconoce en el otro su compromiso y misión.
Por tanto, lavar los pies no sólo significa curar las heridas (tal cual describe la biblia), más bien es el encuentro entre el poder y el otro, pero el ejercicio real de este poder se manifiesta cuando se está sirviendo y con esta acción se cambia la vida de aquel (el otro).
Cuando Jesús lavó los pies de sus discípulos, lo hizo dentro de esa significación, primero, reconociendo que él al ser hijo de dios tiene poder, por tanto ventajas frente a ellos, segundo este poder no podría materializarse sino se convierte en acción concreta, ésta para Jesús, es el servicio a los demás, de otra forma no puede ser comprendido el ejercicio del poder, en otras palabras, el servicio para lograr la conversión del otro.
Finalmente habrá que concluir afirmando que el lavado de pies, no puede ser confundido con el asistencialismo o la actitud de humildad, por el contrario, es la plena revelación de las relaciones de poder y el sentido significante del poder
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