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¿LIBRE MERCADO VS. PROCESO DE CAMBIO?

A tiempo de que Víctor Paz Estensoro asumiera su cuarto mandado como Presidente de los bolivianos (agosto de 1985), el nivel de la crisis económica tenía características hiperinflacionarias. Una proyección, a diciembre de aquel año, establecía que esa patología financiera podía alcanzar al 27.000[1] por ciento, la cual era semejante a la que sufrió Alemania después de su derrota en la Primera Guerra mundial (1918).
El 6 de agosto de 1985, Víctor Paz Estensoro en su discurso de posesión, advirtió que “¡Bolivia se nos muere!”, ya que el salario y los ingresos de los bolivianos perdía su valor y poder adquisitivo en porcentajes nunca antes vistos.
La crisis era imparable, expresada en la caída del Producto Interno Bruto, la Tasa de Desempleo, el déficit del sector público, la inflación, la caída de exportaciones y el endeudamiento externo.
El Producto Interno Bruto para 1985 alcanzó el -4.8 por ciento, el déficit fiscal fue de -45.337.04 millones de pesos bolivianos; la tasa de desempleo hasta agosto del mismo año superó el 17 por ciento, las exportaciones cayeron de 942 millones dólares registrados para 1980 a 724 en 1984. El endeudamiento externo en los tres años de gobierno de la UDP fue de 452 millones de dólares.
Escazas horas después de la posesión del gabinete de ministros, el Presidente Paz procedió a organizar la comisión que prepararía las políticas que el país requería para frenar la hiperinflación y rescatar las potestades estatales.
El trabajo de elaborar la norma legal para instrumentar las políticas correspondientes, demandó la formación de un grupo de trabajo con aptitud de conocer la materia con enfoques multisiciplinarios “y con capacidad para obrar con sigilo y velocidad. Víctor Paz organizó el trabajo, casi con características clandestinas”. (Cajías Lupe. 1989).
El domicilio privado de Gonzalo Sánchez de Lozada, fue el centro en el cual se definió el contenido de las políticas antiinflacionarias, además resolver aspectos globales de un Estado y de una sociedad al borde del colapso. El secreto se mantuvo con esmerado celo.
La sesión de gabinete fue convocada para la madrugada del 28 de agosto. El Presidente ordenó a la Casa Militar, una vez comprobada la asistencia de los ministros, el corte de toda comunicación externa desde el Palacio Quemado. Se trató de una medida de previsión orientada a impedir cualquier tipo de filtración. El Consejo de Ministros estaba “secuestrado”. Nadie podía comunicarse externamente ni salir del recinto palaciego.
En una parte del preámbulo considerativo del D.S. 21060, sostiene que “es necesario aplicar una Nueva Política Económica (NPE) que tenga la aptitud de ser realista y práctica con el objetivo de atacar las causas centrales de la crisis en el marco de una realidad de medidas fiscales, monetarias, cambiarias y de ajuste administrativo del sector estatal.”
El 29 de agosto de 1985 fue promulgado el D.S. 21060 por el presidente Víctor Paz Estensoro, medida que de acuerdo a las estimaciones del propio Paz, debía durar entre 10 a 20 años, sin embargo “sufrió una lesión debido al colapso de los precios del mercado de metales y minerales (octubre 1985)”, lo que ha futuro determinaría el programa de relocalización” (G. Bedegral. 2001).
La ejecución de esta NPE, en su fase de lanzamiento, fue dramática y violenta en muchos aspectos decisivos. Un cambio radical implicaba la alteración en la vida socioeconómica de los bolivianos y la alteración sustantiva de grandes imaginarios arraigados en la conciencia colectiva y en la propia historia.
Guillermo Bedregal, en su trabajo titulado “Practicar la historia concreta”, sostiene que el D.S. 21060 es (fue) la carta fundamental de la NPE ya que redefine la estructura económica de la nación, en base a los siguientes objetivos:
Libertad de Precios, frente a los precios controlados
1. Tipo de cambio único y flexible, frente al TC controlado y diferenciado
2. Creación de impuestos de fácil administración
3. Estabilización del presupuesto fiscal sin emisión monetaria
4. Traspaso de las empresas del Estado a las corporaciones de de desarrollo
5. Readecuación del poder sindical y mayor racionalidad en la política laboral, mediante la supresión de la inamovilidad funcionaria.
En el mismo documento, Bedregal detalla que a pocas semanas de la aprobación del 21060, Bolivia había cambiado. “Como por arte de magia, el abastecimiento de alimentos se normalizó. Los escaparates de los almacenes y tiendas lucían abarrotados de mercancías. El pan de cada día, sometido al tráfico del ocultamiento, del agio y la exportación masiva a los países por la vía del contrabando ahora se ofrecía libre. Lo mismo sucedió con todos los productos de la canasta familiar. (…) La liberalización económica trajo a los sectores populares un nuevo horizonte, el cual, pese al encarecimiento de los precios, poseía un semblante esperanzador de que las cosas mejorarían. No hubo compensación salarial. Cualquier intento al respecto habría parecido una burla”.
Derogación del 21060
La NPE guió la estructura económica del país a la que se sumaron otras medias como la Ley de privatización durante el gobierno de Jaime Paz Zamora (1989-1993), la Ley de Capitalización en la primera gestión de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993 – 1997) y otras normativas seguidas por los gobiernos de Hugo Bánzer y Jorge Quiroga entre 1997 y 2002.
Paz Estensoro fue visionario al establecer la vida del 21060 ya que desde el año 2000 era evidente su desgaste ya que no se aplicaron otras políticas que solucionen los problemas sociales, como la pobreza, la falta de fuente de trabajo, la marginalidad de los sectores campesinos, la redistribución de la riqueza y el escaso desarrollo industrial del país, entre otros problemas, contexto que determinó la crisis política de los primeros años de la década pasada, la que al mismo tiempo produjo nuevos paradigmas que proponen nuevamente al Estado como el principal regulador del aparato productivo de la nación.
Dentro de esa lógica, Evo Morales llega al gobierno con la responsabilidad de iniciar el “Proceso de Cambio”, que entre otras cosas, debía sustituir el 21060 por otra política económica con tintes nacionalistas. Durante los seis años de gobierno del MAS, a pesar de las promesas, sólo se pudo derogar el artículo 55 del 21060, que hace referencia a la libre contratación. A un año de la segunda gestión de Morales, a través del D.S. 871 determina “la eliminación completa de toda disposición o consideración legal fundamentada en el Decreto Supremo 21060”, sin embargo en el artículo 2 del mismo decreto, delega a comisiones para elaborar leyes y decretos que sustituyan al 21060.
En opinión del economista e investigador Gover Barja, “eliminar” el Decreto Supremo 21060 es una inconsistencia “porque en los hechos persiste un mercado de facto y en el país funciona el proceso de oferta-demanda independientemente de cualquier voluntad individual”, además sostiene que .desde 1985, el Estado retira su intervención en la economía e impuso una visión liberal de las relaciones de producción. “A partir de ese momento el denominado “neoliberalismo”, o la supremacía del mercado (oferta-demanda), puso su marca a la vida económica de la población”.
Finalmente, Barja advierte que el gobierno del MAS se encontrará nuevamente ante la “realidad concreta” de que el mercado existe y está en funcionamiento. Entonces el dilema o conflicto para las autoridades y funcionarios está entre aplicar medidas económicas de manera pragmática o hacer prevalecer la ideología en la que se postula la intervención del Estado. Barja plantea que al final la decisión estará entre optar por el pragmatismo o la ideología. (Web. PIEB 2011).
El Economista Gonzalo Chávez, en su artículo “Cómo matar a un zombi? revela que el 70 por ciento de la economía boliviana se mueve en el sector informal, siendo la oferta y la demanda su filosofía, es decir, en ese porcentaje no entra el Estado como regulador de la economía ni de las relaciones sociales, por lo que existe una desprotección al ciudadano comprador, comerciante y productor, “la selva del mercado” se impone cada día.
“La comisión creada por el Gobierno, para ahora sí matar al zombi 21060, tendrá una tarea difícil. Un camino a seguir es realizar una revolución productiva que acabe con el desempleo y la pobreza que alimentan al zombi. Pero cuidado con crear un peor engendro que el 21060, como el que se vislumbró con el decreto del gasolinazo”. http://chavezbol.blogspot.com/
Entre enero y marzo la crisis del azúcar y otros productos trajo a la memoria, una vez más, la pesadilla vivida durante los tres años de gobierno de la UDP, las filas interminables, especulación constante, cupos para arroz, azúcar y harina, ferias para vender pollo a bajos precios,…. El gobierno y la Central Obrera Boliviana, como hace 28 años, intentaban regular los precios para evitar la especulación, García Linera responsabilizaba de la escases a la oposición, a los empresarios cruceños, a la crisis de alimentos, a la sequía y a las inundaciones, sin embargo fue el propio gobierno que en menos de 6 meses había incrementado el precio del kilo de azúcar de Bs. 5 en septiembre del 2010 a Bs. 10 en febrero de este año.
Poco a poco, sin que el Estado intervenga en la regulación de los precios, éstos se nivelaban de acuerdo a la demanda y oferta de los mercados, es así que mientras el Presidente Morales, los dirigentes sindicales aún se recuperaban de la resaca debido al “enterrado festivo” del 21060, el ingenio de azúcar Guabirá anunciaba sorpresivamente que bajará el precio de su producto a Bs. 6.50, obedece este hecho a la aplicación natural de una fórmula; cuando la oferta es mayor que la demanda, los precios tienden a bajar, a la inversa, si la demanda es mayor entonces el precio también tiende a subir.
Esta sencilla lógica, denominada por muchos neoliberalismo, está inscrita en nuestro chip`, es decir en nuestras estructuras mentales, aplicándose en todas las relaciones sociales e incluso familiares, por lo que ni la derogación del 21060 ni la coronación del rey Evo Morales, podrá impedir que se rompa la libertad del individuo que regula sus relaciones con el otro de acuerdo a una variedad de intereses que rebasa las del propio Estado.

Javier Calvo Vásquez


[1] “Dialéctica de la hiperinflación”. Guillermo Bedregal. 1987

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