Entre los atractivos turísticos de Sucre, están -entre algunos- el patio de la Facultad de Derecho, los conventos, la Casa de la Libertad, , el Pujllay, el Mondongo y el carnaval. Sin embargo, también los turistas encuentran en Bolivia y Sucre, particularmente, a los ancianos y niños pobres como un buen motivo para sacar fotos, un "atractivo" que complementa el paisaje urbano.
En todas las ciudades del denominado "primer mundo" hay personas que por diversas circunstancias piden limosna, pero estas son ocultadas por el Estado y principalmente por las empresas de turismo ya que consideran que la indigencia proyecta una imagen negativa de las urbes, pero en latinoamérica y Bolivia es imposible esconder la pobreza porque salta a la vista por donde uno vaya, convirtiéndose para el turismo en un excéntrico atractivo, en otras palabras, el dolor que produce no tener nada se ha convertido en un bien que tiene valor económico, disfrazado mucha veces con la estética (obras pictóricas, fotografías, cuentos y poesía).
Pero los tiempos cambian, hoy los que están en la calle pidiendo limosna ya no son los tontos de antes que se mostraban a los turistas como si estos les estuvieran haciendo el favor, hoy los indígenas de las calles cobran unos pesos para permitir que les saquen una foto, en ese momento se produce una extraña negociación que está condicionada por la cantidad de fotos y el número de participantes que posarán, los precios van desde Bs. 1 a Bs. 5 todo depende del carácter de quien se hace sacar la foto y la economía del turista. La libre oferta y demanda en el oscuro mundo de la industria turística y el consumo cultural.
Comentarios