Esta contundente afirmación es descrita en la interminable agenda regional producida hace varias décadas por líderes regionales que se hicieron eco en los medios de difusión. Entre los temas más recurrentes resaltan: el Aeropuerto internacional, agua potable, riego y caminos (diagonal Jaime Mendoza), pero también otros temas ocupan un lugar especial, como el turismo “la industria sin chimeneas”, la ampliación de la segunda, tercera, cuarta y quinta fases de Fancesa, la seguridad ciudadana, construcción de centros de salud y proyectos agroambientales.
Todo este arsenal de demandas perfilan el objetivo de conducir a Chuquisaca a su desarrollo, sin embargo es necesario reconocer que estos proyectos son operativos, que no hacen en sí al desarrollo de una sociedad, ya que es más complejo que la simple resolución de problemas de características técnicas. Lastimosamente la ausencia de una estrategia coherente con las condiciones culturales y sostenibles en su financiamiento, ha prolongado la marginalidad de Chuquisaca de las políticas de desarrollo nacional, es decir, las prioridades que sirvieron de justificación para el posicionamiento de dicha agenda, ha servido –si sirvió de algo- para crear liderazgos y mantener a la sociedad chuquisaqueña en la anomia.
Lamentablemente esto de no mirar a Chuquisaca como parte del todo nacional, a la vez de contener peculiaridades de orden cultural (sobre todo) ha conducido a un destino sin objetivos claramente definidos, este regionalismo lo único que ha producido es su aislamiento. Sin duda esta situación obedece a distintas causas que pueden ser respondidas, no sólo desde las ciencias económicas o políticas, quizá la respuesta se encuentre en la investigación sociológica y antropológica, ya que parece que desde la óptica urbana occidental se trató de pensar por las provincias y comunidades campesinas de Chuquisaca, el resultado de todo esto, es que hoy Chuquisaca es uno de los departamentos que presenta los niveles más bajos de crecimiento[i] y una sociedad sucrense fragmentada: compuesto por la clase media que habiendo perdido sus privilegios que otorgaba su condición étnica y de clase, apuesta al desarrollo individual o familiar en los reducidos espacios que concede la administración pública; el otro sector, integrado por migrantes del área andina y de las provincias de Chuquisaca presentan otro referente de desarrollo ligado principalmente con el sector informal de la economía.
Ante este escenario, el periodismo sucrense, con algunas excepciones, sigue reproduciendo la “vieja” agenda regional conduciendo imaginariamente a la población a la visibilización de un futuro incierto, lleno de promesas y esparcidos logros, en medio de un escenario en permanente confrontación: amigos y enemigos (internos – externos) de Sucre y Chuquisaca.
Las informaciones no dicen nada sobre la redefinición de una nueva agenda departamental; aún no sabemos qué de la Autonomía Departamental o de la Carta Orgánica Municipal, nadie sabe exactamente cual el norte de estos documentos que debieran constituir el centro del debate regional, claro está que posiblemente la poca difusión de ambos documentos se deba a que el cálculo político no permite su aprobación y porque ambos “huelen” a retórica.
A veces es más fácil hablar y delinear estrategias políticas prometiendo lo mismo, es más fácil construir liderazgos cuando se es parte de la confrontación y es más exitoso el periodismo que logra separar a la audiencia entre el bando del bien y el mal, llevando a unos a la gloria y a otros a los quintos infiernos, por ello se justifica por qué de nuestro imaginario se apoderaron los 10 puntos de la agenda departamental y como no queremos estar sin imaginario, nos aferramos a ese ideario de desarrollo.
“El periodismo difunde lo que ve, lo que pasa alrededor”, si ese es el razonamiento de los trabajadores de la prensa, estoy en condiciones de asegurar que existe una interdependencia entre la información periodística con la agenda que construyen los políticos, líderes cívicos y autoridades departamentales, ya que todos al unísono hablan de lo mismo, sin atreverse a responder las terribles preguntas ¿Qué entendemos por desarrollo? ¿Qué condiciones de vida queremos para nuestro pueblo? ¿Cuál la identidad que queremos darle a Sucre y Chuquisaca?
Esta homogeneización mediática de la agenda departamental puede deberse, entre otras cosas, a lo que varios analistas han coincidido, que el periodismo no tiene una agenda individualizada, en otros términos, todos los medios dicen lo mismo, en esas condiciones se ha formado ese ideario de desarrollo que hasta hoy sólo es un quimera que tarda en mostrar por lo menos el perfil de su rostro. Raúl Peñaranda en su estudio Radiografía de la Prensa Boliviana, caracteriza al periodismo como “Monogenérica” ya que su producción informativa está basada en hechos de coyuntura, abandonando –de alguna manera- los sucesos que están al margen del centro discursivo “Una marcada ‘obsesión’ por tener todo lo que la competencia tiene hace que los esfuerzos de los diarios se concentren en la información coyuntural. Ningún diario se anima a desarrollar su propia agenda, con algunas recientes tímidas excepciones, y todos viven dependientes de los otros, provocando una homogeneización sin luces y muchas sombras".
Rafael Archondo en su libro Incestos y Blindajes, hace mención también al fenómeno de la interdependencia discursiva entre medios y clase política; Archondo relata que en una entrevista realizada a una autoridad (de un anterior gobierno) éste aseguró que no se puede gobernar sin los medios ya que ellos visibilizan -aunque desde la posición crítica-, sus acciones, percepciones y valoraciones, no institucionales, sino personales, “no puedes gobernar contra o sin los medios, debes hacerlo con ellos”. El Observatorio Nacional de Medios publicó el libro Medios a la Vista donde, al igual que Peñaranda”, asegura que uno de los problemas más notorios del periodismo boliviano es la falta de una agenda individual por medio de difusión, lo que estaría causando la construcción homogénea de la realidad y la institucionalización de la opinión pública en función a un solo libreto, “Entre los aspectos destacados figuran la concentración mediática e informativa, los temarios y las fuentes comunes, la predominancia de las notas “semi-informativas”, las prácticas defectuosas reiteradas, los géneros y subgéneros poco o nada cultivados, la falta de una agenda propia, la tendencia a dar más cobertura a las posiciones extremas y la banalización televisiva de las noticias”.
Todas estas puntualizaciones, deben llevar a la profunda reflexión sobre el papel que está jugando el periodismo en relación al desarrollo de Chuquisaca, porque no basta, no es suficiente pimponear entre las supuestas verdades que cambian según el clima político, tal vez como primer paso será hablar distinto, cuestionar si es posible nuestra historia, enfrentarnos a nuestros demonios internos, hablar de lo diversos que somos sin pretender ser del MAS, reproducir los esfuerzos de tantas mujeres y hombres del Departamento que están aportando al país, y lo más importante, será aceptar que la ciudad de Sucre no es la misma de hace 20 años, que tiene nuevas urgencias que rebasan el legado del 25 de mayo, por tanto, será importante que el periodismo intente mostrar el rostro que se está construyendo y que no necesariamente está condicionado por la polarización y la confrontación.
La agenda regional de desarrollo no la elaborarán los medios de difusión, sino las instituciones estatales y privadas ligadas con el tema, las instituciones cívicas, las universidades con investigaciones y propuestas, el periodismo al margen de todo esto tendrá la responsabilidad de crear una nueva opinión pública, con capacidad crítica y con visión de presente y sin perder de vista el mañana.
[i] La diferencia entre el promedio nacional y el departamento a lo largo de las últimas 2 décadas no fue favorable a este último. A nivel nacional, en 2009 el ingreso per cápita de Chuquisaca (US$ 1,207) se encuentra en penúltimo lugar apenas por encima de Beni (US$ 1,162). Estas cifras están expresando un marcado estancamiento económico pese al incremento del PIB percápita entre 2008 y 2009.
Producto
En 2009, el departamento de Chuquisaca se situó en el séptimo lugar en participación respecto al Producto Interno Bruto (PIB) nacional, con 4.7 por ciento. Dicha participación equivale a US$ 773.2 millones. Este dato muestra la débil capacidad productiva chuquisaqueña.
Fundación Milenio: Informe nacional de coyuntura, 20 de mayo de 2011
Javier Calvo Vásquez
Sucre, 25 de octubre del año 2011
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