Si supiera que la eternidad no existe, que el hambre y la sed no son para siempre, que los besos y los abrazos no son eternos, si estuviera consciente que el sufrimiento y la alegría son caprichos enjaulados por el deseo... que feliz sería.
Si hoy fuera el último día intentara no recordar estas palabras, concentraría mi atención en la brisa que entra por la ventana... en tu respiración que refresca la mañana.
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