Luis trabaja en el Cerro Rico hace 22 años, es socio de la Cooperativa Unificada, una de las más antiguas de Potosí. Arrienda un paraje de la Mina El Rosario donde labura de lunes a viernes para producir 20 kilos de complex de plata (complejo de plata, zinc y antimonio), equivale a 200 bolivianos, es decir, 1000 bolivianos por semana, 4000 por mes, el doble del salario mínimo nacional.
De la bocamina a su paraje camina cinco kilómetros aproximadamente por una vía accidentada de diámetros irregulares, sobresalen rocas de diferentes tamaños, estalactitas y estalagmitas milenarias, agua y barro, gases que producen náuseas, mareos y dolores de cabeza.
Una vez en su paraje, baja seis metros por una empinada escalera amarrada con cuerdas improvisadas. Abajo esperan rocas, la oscuridad y el silencio que no sabe de ecos. Desde ahí se observa, gracias a las linternas, la beta con hilos de Plata, zinc y otras aleaciones De cuclillas, golpea la roca con el cincel y sigue la línea de las venas de plata. Perfora en algunos puntos y en cada hueco apila cachorros de dinamita, anfo y fulminante.
Encienda la guía (mecha) e inmediatamente se traslada a la parte superior del paraje para esperar la explosión. 30 minutos después retorna en medio del polvo y los gases que dejó la detonación. Entre tanto se dispersa, embolsa el mineral en yute hasta completar los 20 kilos que necesita para hacer rentable su trabajo. Con los precios que hoy se paga, dice Luis, es difícil contratar peones (ayudantes). “Tenemos que trabajar solos si queremos ganar algo”, subraya.
Los arrendatarios o cuentapropistas, no tienen horario de trabajo, su producción y ganancias dependen, entre otras cosas, de la cantidad de horas invertidas. Por ejemplo, el día que conocí a Luis, dijo que comenzó a trabajar en interior mina a las 10 de la mañana y que preveía quedarse hasta las cinco de la tarde. “Aquí (en la mina) adentro no comemos, solo acullicamos, fumamos y bebemos agua o refresco”.
Como todos los socios cooperativistas, Luis pagó 2500 bolivianos para afiliarse a la Cooperativa Unificada, empero, cancela un porcentaje sobre el valor de cada kilo de mineral a ser trasladado a los ingenios para su internación (tratamiento químico y separación de componentes), a partir de esa etapa se incrementa el precio en el mercado interno y una vez que sale del país su valor se multiplica. El trabajador arrendatario gana 1000 bolivianos por semana si el mineral cumple con las exigencias de calidad que impone la cooperativa.
Luis tiene 50 años, prevé jubilarse la próxima gestión como establece la ley en el caso de los mineros. Si bien no tiene aportes en el Servicio Nacional del Sistema de Reparto, SENASIR, tiene una cuenta en la AFP que desde hace poco le entrega una renta mensual de 500 bolivianos. “Lo bueno es que mi familia y yo tenemos la Caja (afiliados en la CNS)”.
Trabajar en la mina representa, sin duda, una de las actividades más peligrosas y la minería expresa la producción capitalista en su versión primitiva, esto es, los propietarios logran cuantiosos beneficios a costa del sacrificio y los bajos ingresos económicos de los trabajadores que cumplen una jornada superior a las ocho horas, estas particularidades de explotación reproducen la pobreza y marginalidad de los mineros de generación en generación.
La ciudad de Potosí, considerada como distrito minero, es el ejemplo palpable de lo que la explotación minera le ha dejado, las tres terceras partes del PIB corresponde a la producción minera, esto significa la escasa diversificación de su aparato productivo, dependencia de la extracción minera y mínima producción agrícola que no cubre el mercado local, únicamente la producción de Quinua se exporta gracias a los precios internacionales y su reconocida calidad. Según el Instituto Nacional de Estadística INE (2017) la línea de pobreza en el Departamento de Potosí bordea el 51 por ciento y la extrema pobreza el 33.7 %.
De acuerdo a declaraciones del gerente regional de COMIBOL de Potosí, Dennis Flores, trabajan en el Cerro Rico 43 cooperativas y debido al sistema de concesiones cada minero depende de sí mismo. Hasta el 2015 trabajaban en interior mina 15 mil mineros entre asalariados y cuentapropistas, a esto se suma, una cantidad considerable de trabajadores de la empresa transnacional Manquiri de procedencia mexicana con capitales suecos, que explota plata a cielo abierto del Sumaj Orcko. A propósito, el Ranking 2017 de las 250 empresas más importantes de Bolivia, ubica a Manquiri / San Bartolomé en el puesto 46 con una liquidez anual de 681 millones de bolivianos.
Al margen de todo, la minería no solo es extracción, explotación y pobreza, también es mito, adoración y sacrificio. El Tío, que representa al diablo, protege al minero, le recompensa con abundancia, pero también lo castiga y mata. Este sincretismo espiritual, creado por los españoles en la colonia, obliga al minero a convivir en escenarios paralelos, adentro lo protege y vigila el Tío, afuera, él y su familia reciben el cuidado de Dios.
Javier Calvo V.
Potosí, diciembre de 2018
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