El Concilio Vaticano II (1959 – 1965) sedujo a los jóvenes de los barrios populares, los hijos de obreros, migrantes y campesinos de Latinoamérica y de Bolivia en particular. El evangelio fue leído como el testimonio de liberación de los marginados, en ese contexto, los jóvenes salieron de la opción sacramental, que hasta entonces dominaba en la iglesia, al compromiso para transformar el mundo en un espacio de equidad, solidaridad y libertad, sin que esto signifique perder el sentido cristiano.
Esto no hubiera sido posible sin la presencia de sacerdotes, por lo general españoles, franceses y alemanes, que llegaron para formar grupos de reflexión y acción inspirados en la Teología de la Liberación (TL).
Paco (Francisco Dubert Nobo) es uno de ellos, llegó a Sucre a mediados del 60 junto a un grupo de sacerdotes españoles con el propósito de trabajar en el Seminario San Cristóbal. En esos años, la Iglesia Católica hervía, pero –como es de suponer- la resistencia al cambio se protagonizó desde los sectores conservadores de la elite eclesiástica, en complicidad con los militares fascistas que persiguieron a los sacerdotes, monjas, laicos comprometidos y movimiento de jóvenes que, motivados por esta nueva Teología, plantearon que la única manera de vivir en un mundo mejor es cambiar las estructuras de explotación e inequidad que mantienen la pobreza y la injusticia.
A estos “rebeldes” sacerdotes se los echó del Seminario, pero cuando se disponían a retornar a España, el obispo de Potosí, Bernardo Frey, les invita a continuar con su opción pastoral en ese distrito. Desde entonces, Paco vive en la Villa Imperial, formó –y no es exagerar- a miles de jóvenes universitarios y de colegios fiscales, además de extender su trabajo en las comunidades originarias del pueblo de Yura, ubicado a 100 kilómetros de la ciudad de Potosí.
“Vine a Bolivia y trabajé con jóvenes, entre tanto aprendía la TL que se hacía en América. Trabajé con universitarios y conocí en Lima a Gustavo Gutiérrez, el sacerdote limeño que adecuó la teología a los nuevos tiempos, es decir, salir de la iglesia tradicional y construir la iglesia abierta”.
No obstante, Paco reconoce que Gutiérrez, a pesar de sus ideas avanzadas, de cualquier modo representaba a la élite intelectual, enfocada principalmente en la clase media. Más al norte, en Brasil, el teólogo Leonardo Boff impulsó el cambio desde abajo, junto a los obreros, campesinos, los no letrados y explotados, tocó los campos teológicos que debían transformar la iglesia en todos sus espacios, esto se traduce en construir el hombre nuevo desde el compromiso, la acción concreta y a la luz del evangelio. “Las experiencias que viví en Potosí me ayudaron a reforzar mi fe y a reconocer a Dios entre los pobres”.
Estos jóvenes no se reunían en los centros parroquiales para rezar, poner velas al celibato o dedicarse a la catequesis; por el contrario, cantaban “A desalambrar, a desalambrar con Pedro, María, con Juan y José…” denunciaban las atrocidades de las dictaduras, compartían el pic’chu en las bocaminas y eran sujetos activos en las organizaciones populares, en las marchas de protesta, en las huelgas de hambre. Ahí, junto a la lucha y el sufrimiento del pueblo, estos jóvenes escuchaban el llamado de Dios y vivían su fe.
El refugio de ellos es una casa particular de la calle Sucre 86 (Potosí) donde el único vínculo con la iglesia es el Paco, quien los acompaña desde entonces y es, como Pedro, la piedra que sostiene a la Juventud Estudiantil Católica (JEC) y al Movimiento Universitario Católico (MUC).
“La JEC está en la línea de la Teología de la Liberación, esto es, una teología accesible que convierte a la iglesia en levadura y, como los granos de mostaza, expanda esta nueva manera de vivir a todos los espacios y circunstancias, esto es, convivir con los problemas comunes en tanto construimos una iglesia sencilla que evita el clericalismo. Empero, la nueva teológica se enfrentó con los sectores conservadores de la iglesia que, como en el tiempo de Jesús, andan de la mano del poder y se oponen al cambio”.
Durante la dictadura de Hugo Banzer (1971 – 1978) y la de Juan Pereda (1978), Paco enfrentó la persecución y la cárcel, del mismo modo que varios sacerdotes de Bolivia que se escondían en casas particulares y en interior mina. A mediados de 1978 fue detenido y llevado a los cuarteles de La Paz a la espera de su deportación. Gracias a la intervención de Monseñor Frey, Paco logró quedarse y continuó –como hasta hoy- trabajando con los jóvenes de Potosí.
El método que se aplica en la JEC, planteado por la TL, es el Ver-Juzgar-Actuar significa reconocer en el día a día los problemas comunes, analizar las experiencias grandes y pequeñas a la luz de la biblia y luego comprometerse a transformarlas. “Debemos voltear la realidad con acciones concretas, porque igual que las semillas de la levadura, cada experiencia nueva es una señal que el reino de Dios vive entre los más humildes”.
Este movimiento, que tuvo su apogeo entre 1970 y 1990, fue detenido y arrinconado, según Paco, desde la llegada del papa Juan Pablo II (1978 – 2005) que frenó la TL de diversos modos, por ejemplo, expulsó de la iglesia a destacados sacerdotes y teólogos, entre ellos, Ernesto Cardenal (Nicaragua) y Leonardo Boff. “A los sacerdotes de la TL no se los tomó en cuenta, de alguna manera se los mantuvo ocultos, si es que no fueron echados.”.
Paco considera que desde el ascenso del papa polaco la iglesia se marginó del mundo y se escondió en un secularismo fundamentalista, prescindiendo de todo cambio a su interior y más bien cuestionó las posturas de avanzada que lucharon en todos los escenarios durante más de tres décadas. Bajo ese análisis, afirma que la postura retrógrada que impuso Juan Pablo II, colaboró (por su mutismo) con la renovación del capitalismo que impuso a los jóvenes una actitud acrítica ante el mundo, en otras palabras, subraya Paco, los jóvenes ahora están absortos con los nuevos instrumentos de distracción que los despolitiza y les hace vivir en una burbuja que no proporciona sueños, únicamente deseos individuales de satisfacción momentánea.
“El capitalismo se renovó y hoy su principal finalidad es entretener a los jóvenes. El resultado es una juventud que nace muerta porque vive sin sueños”
A pesar de ese clima gris para la TL, Paco se sorprende que haya sido elegido el papa Francisco (2013) que proviene de las corrientes contestarías a la iglesia tradicional, quizás por eso, afirma, desde el primer día de su pontificado se enfrenta a la curia cardenalicia que el papa pretende sustituirla con cardenales más sencillos y proclives al cambio. “Quiere pastores, quiere una iglesia con el pueblo y la gente humilde. Este papa busca una iglesia de los pobres, lo que no solo supone luchar por transformar las condiciones sociales de la gente, también -como propone Leonardo Boff- proteger nuestro planeta porque no podemos seguir viendo cómo las grandes industrias lo destruyen”.
Con referencia a la iglesia boliviana, Paco asegura que Juan Pablo II influyó en los obispos, sacerdotes, monjas y laicos para que los católicos vivan su fe únicamente a partir del cumplimiento de sacramentos, lo que estuvo en correspondencia con las políticas neoliberales (1985 – 1997) y la revolución tecnológica, que fortalecieron los valores individualistas. “La iglesia fue funcional a la posición conservadora de la derecha”.
Con todo, algunos sectores de la Iglesia vieron como una buena señal el triunfo de Evo Morales (2006), mas, este optimismo duró muy poco porque a los años el líder indígena alejó y persiguió a quienes impulsaron el proyecto de hacer de Bolivia un país con equidad y oportunidades para todos, entre ellos, se destacan varios sacerdotes jesuitas y el exdirigente minero, Filemón Escobar, que mantuvo un estrecho vínculo con Paco y el movimiento de jóvenes católicos
“El gobierno retrocedió y abandonó su discurso de cambio para hacer de su líder una persona aislada de los verdaderos problemas de la gente, esto se dio porque su único objetivo es conservar el poder por encima aun de la ley. Ahora, Evo está solo porque no tiene un proyecto político, gobierna Linera y él se dedica a repartir balones. Curiosamente, desde hace varios años se apoya en el sector conservador de la derecha bancaria y agroindustrial de Santa Cruz. Con el mismo propósito, seduce a las fracciones radicales de la iglesia evangélica que no atraen multitudes como antes, porque están separadas del mundo y esto se debe a que leen la biblia fuera del contexto. Esto les lleva a perder el sentido de liberación que concibe el evangelio”.
Casi al final de la entrevista, Paco se refirió a la despenalización del aborto, señala que la iglesia no la acepta por un criterio de principios, ya que Jesús defiende la vida, lo que no significa desconocer que los más pobres son quienes enfrentan las consecuencias del aborto clandestino, por ello, recordó que durante el papado de Pablo VI (1963 – 1978) se propuso, desde la TL, el control de la natalidad. “Es posible el control de la natalidad dentro de ciertos principios morales, porque al final la gente más pobre es la que más sufre y es la que más hijos tiene. No obstante, por diversas circunstancias, son ellos los que menos aceptan este tipo propuestas. Este es un tema que merece ser debatido en los sectores de base de la iglesia, porque lastimosamente la jerarquía eclesial de Bolivia rehúye hablar de estas cosas”.
Termina la entrevista y Paco comenta que están preparando el encuentro del MUC a realizarse en Yura. Durante una semana analizarán desde las experiencias concretas los problemas cotidianos de la familia, el barrio, la universidad, el Departamento y el país. Luego explica sobre la metodología de trabajo y otros detalles de la organización del encuentro. Sin embargo, antes de despedirse, reiteró su preocupación por la inercia de los jóvenes y de la iglesia.
“Vivimos tiempos difíciles, pero la JEC aún lucha contra esta apatía, existen los grupos de reflexión, seguimos con las reuniones generales y los encuentros anuales de ambos movimientos. La JEC está vigente porque su gran ventaja es ser un movimiento internacional de laicos separado del ámbito clerical, son jóvenes que insisten en llevar la iglesia al mundo, leer la biblia a partir de la realidad, y buscar la presencia de Dios en el mundo y no tanto en las paredes del templo. Claro, es muy complejo trabajar en estos tiempos modernos donde a los jóvenes no les interesa analizar sus problemas y menos de la gente común. Pero estoy seguro que se trata de una crisis pasajera… todavía hay muchas salidas”.
JAVIER CALVO V.
19 de marzo de 2019
La entrevista se realizó en la ciudad de Potosí el 26 de diciembre de 2018
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