La participación de la mujer en la
política boliviana es relativamente nueva, porque -como se sabe- el Estado
colonial, y posteriormente el republicano, institucionaliza la idea de que la mujer
fue ungida desde su nacimiento a asumir tareas exclusivamente en el espacio privado
del hogar, en otras palabras, por herencia biológica y divina la mujer debía
estar margen de la esfera pública (política, educación, finanzas), es así que
se le transfiere las labores de esposa, madre y servidora de Dios. En ese
escenario, el Estado y la religión censuran la autodeterminación de la mujer despojándola
de su cuerpo, mente y espíritu.
Si bien, durante las primeras
décadas del siglo XX, el régimen liberal en Bolivia concede varios derechos a
las mujeres y crea instituciones que la incluyen como sujeto activo, en los
hechos el confinamiento subsistió gracias al conjunto de prejuicios religiosos,
patriarcales, racistas y políticos que impidieron que asume una posición
política desde su condición de mujer.
Pero siempre hubo y hay mujeres
audaces que saben enfrentar al Estado patriarcal, una de ellas es Agar
Peñaranda Oropeza que, como resalta Guillermo Lora, durante muchos años fue la
única militante del Partido Obrero Revolucionario (POR) “Se la debe contar
entre los mejores que aparecieron a lo largo de su historia”. Su militancia fue
resultado de una profunda reflexión teórica, del compromiso con el contexto
social y político, pero también de la influencia del entorno familiar marcado
por mujeres que participaban en la vida pública no solo como activistas, sino como
constructoras de pensamiento. Entre ellas resalta su madre, Adriana Oropeza,
hija de Samuel Oropeza, destacado escritor, abogado y dirigente del partido
liberal. Adriana, igual que su padre, abrazó la filosofía liberal que la llevó
al periodismo, siendo una de las primeras periodistas de Sucre que, a través
del periódico La Mañana (1905-1935), dio dura batalla a las posiciones
conservadoras de la época.
¿Cómo se entiende que una mujer de
clase media, vinculada con el partido liberal por herencia familiar, con
estudios universitarios y maestra de profesión haya decidido hasta su muerte
militar en el POR? el partido que propugna la revolución permanente del
proletariado y ¿Cómo explica Agar -desde el marxismo- la liberación de la mujer?
Antes de tratar de responder, hay que subrayar
que Agar no fue una militante silenciosa, por el contrario, ganó su espacio en
el partido como dirigente nacional, formadora de líderes obreros, campesinos y
universitarios, a la vez de estar en la calle en la lucha directa por los
derechos y demandas sociales, además de ser la pluma indispensable en el
boletín del POR “La Chispa”, lo que derivó en la persecución, encarcelamiento y
tortura por parte del gobierno movimientista, primero, y luego de las
dictaduras. “En la historia del POR, Agar Peñaranda aparece como una de las
militantes duras y esa calidad sólo llegaron a tener unos pocos, los
escogidos”, resalta Guillermo Lora (GL) en el libro “Agar Peñaranda la
revolucionaria ejemplar” (1979), donde no ahorra palabras para remarcar la
trascendencia de su presencia en la historia del movimiento popular - obrero y
campesino.
Este texto tiene como marco de
referencia el libro de Lora, antes citado, el documento “Estudio sociológico de
la mujer boliviana” escrito y expuesto por Agar en 1975 en oportunidad de un
curso de formación sindical, publicado en 1988 por la Brigada Revolucionaria de
Mujeres en conmemoración al XI aniversario de su muerte “Obras de Agar
Peñaranda”, libro que contiene además dos trabajos inéditos de Peñaranda: Participación
de la mujer y Principios de filosofía marxista. La obra en cuestión, incluye el
homenaje de Nelly Farhat “Agar Peñaranda, la Revolucionaria que demolió
enemigos y pisoteo ídolos” (1985). Por último, acompañará esta travesía Gloria
Ruiz, sobrina de Agar, quien incide en varios detalles que asisten a conocer mejor
a la dirigente ejemplar.
Rasgos
biográficos
Nació en Sucre en 1915 en un hogar reacio
al espíritu conservador, en un cielo donde se respiraba la reflexión y la crítica
permanente al contexto social, político y cultural del país, siendo la lectura
de todas las corrientes del pensamiento un ejercicio constante, por
consiguiente, Agar creció sin ninguna restricción moral o ideológica lo que la
llevó a cuestionar –desde muy joven- a las verdades de herradura. Su padre, el
poeta Claudio Peñaranda, murió cuando ella aún era niña, con todo, su imagen y
su verbo irreverente la acompañaron hasta su muerte.
GL considera que Agar se quedó con
la rebeldía a todo prejuicio que su padre combatió y con la mente abierta a
todas las nuevas ideas del poeta. Empero, hay coincidencia cuando se afirma que
su madre, Adriana Oropeza, influyó en su formación intelectual, lo que no
significa que haya orientado sus principios, por el contrario, su influencia
recae en el respeto y apoyó a la opción política que abrazó, “No cesó de darle
aliento cuando tuvo que enfrentarse con situaciones difíciles en su condición
de militante porista”, apunta Lora.
Farhat describe con precisión y con
tono poético cómo el abuelo escritor, el padre poeta y la madre periodista alimentaron
el fuego haciendo de ella una mujer sin miedos. “Creció
entre las flores de un jardín de la bella época, en un marco -exclusivo- de
libertad, belleza y un cierto desorden propio de intelectuales de principios
del siglo”.
Estudio en la Normal de
Maestro de Sucre de donde egresó en 1932, posteriormente siguió las carreras de
Derecho e Idiomas en la Universidad de San Francisco Xavier. Se desempeñó como
maestra de Estado en las materias de Filosofía y francés en los
establecimientos de educación media de Sucre.
En 1946, a través de un concurso de méritos y examen de competencia
logra el cargo de Directora de la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la
Universidad de San Francisco Xavier, función que cumplió hasta 1971 cuando la
dictadura de Hugo Banzer destituye a todos los funcionarios de esa universidad,
entre ellos a Agar, poniendo en su lugar a correligionarios de la dictadura que,
en algunos casos, aún detentan y gozan del legado militar.
Con anterioridad se había desempeñado como simple empleada
auxiliar de esa biblioteca. La dirección de una repartición de ese tipo es,
básicamente, una actividad intelectual, pues imprime una determinada política
al funcionamiento de la biblioteca, deja su huella en la conformación de los
stocks de libros y de los archivos. Hemos conocido de cerca el interés que
ponía en completar determinadas colecciones de escritos, en la adquisición de
algunas bibliotecas famosas, como la de Iturricha, por ejemplo. No era una
clasificadora sin mayor iniciativa, sino que llegó a ser una profunda
conocedora de la bibliografía boliviana. (G. Lora.1979. 11).
A pesar de la
enfermedad renal que la acosó desde muy joven, y que fue la causa de su muerte,
no permitió que su espíritu se acobarde, permaneció firme ante una sociedad que
no tolera a quienes luchan por la justicia social y denuncian la asfixiante
convencionalidad, ella estuvo al frente con sus ideas no en la comodidad del
intelectual de clase media, sino en las calles, con los trabajadores y
campesinos, en su actitud cotidiana, en su presencia combativa que motivó a las
dictaduras su encarcelamiento y tortura. “Su deambular por el destino fue
amargo y altivo: nunca se doblegó ante las normas. Amó mucho, con esa grandeza
de su delicado y soñador espíritu. Melancólica y desengañada volvía a la lucha
con fuerza renovada”. N. Farhat. 1985).
Lora revela que Agar
llegó al trotskysmo en 1938 bajo la influencia de Ernesto Ayala que por
entonces divulgaba la tesis de José Aguirre Gainsborg, que aglutinó a la
juventud en torno a las ideas de León Trostky, pero su opción política en
definitiva tuvo que ver por la cercanía intelectual con Trostky, lo que no
significa que desde ese momento haya sido parte del POR ya que en esos años era
inexistente la presencia femenina en el partido por ciertos prejuicios
machistas de los que no se libraba la militancia del POR. Poco a poco ganó
espacio en la organización que la llevó a ser dirigente regional de Chuquisaca,
después dirigente nacional y dirigente de la Central Obrera Departamental gracias
a la claridad de su pensamiento que estuvo en coherencia con su acción
revolucionaria. En ese campo, resalta su participación en la fundación de
varias organizaciones sindicales, entre ellas, el Sindicato de Trabajadores
Universitarios de San Francisco Xavier y la Federación Nacional de este sector
(1954) cuya declaración de principios fue redactada por Agar, documento
inspirado en la línea programática del POR y en la tesis de Pulacayo que para
ella fue el norte que debía seguir la revolución del proletariado en Bolivia.
Para Gloria Ruiz, la presencia de
Agar en las estructuras del POR fue de mucha importancia que determinó su
elección como dirigente regional y nacional. A su juicio, esta proximidad con
la alta cúpula porista no nubló su postura crítica y reflexiva, por el contrario,
desde estos espacios fue incisiva en la discusión de temas que incluso
comprometía la imagen de los líderes, lo que la empujó a formar en un momento
una pequeña fracción convirtiéndola en opositora temporal de Guillermo Lora.
“Esto demuestra que ella estaba discutiendo temas y posiciones ideológicas,
significa que fue una mujer en permanente reflexión
y que no era una dirigente más, sino, la que defendía lo que pensaba frente a
otras figuras políticas idealizadas”.
Al margen de su rol en el partido, participó
en distintas organizaciones de mujeres de Bolivia como del exterior, a esto se
suma su labor de formadora de la militancia obrera, campesina y universitaria; es
imposible calcular la cantidad de estudiantes que recibieron sus conocimientos
en largos y esmerados cursos de capacitación no remunerados, no obstante, como
subraya Farhat, no siempre sembró en tierra fértil, más bien lo hizo en algunos
casos “en ortigas“ que traicionaron el proceso revolucionario.
En ese contexto de agitación
política y de movilización sin tregua, Agar lidió simultáneamente con la
afección renal. Cuando aún era joven le extirparon un riñón debido a la
presencia de cálculos, sin embargo, la enfermedad continuó dando batalla frente
a su clara voluntad de enfrentar a la muerte sin renunciar su compromiso
político. Aunque la dictadura de Banzer la separó de su fuente de trabajo, continuó
en la resistencia política atrincherada en la huelga de hambre llevada adelante
por estudiantes y obreros, movilización que al poco tiempo fue intervenida conduciendo
a los huelguistas a las celdas del
ejército.
“Nunca se sometió mansamente ni la fuerza la venció, en plena
cárcel ante sus inquisidores presentó batalla: se declaró en huelga de hambre y
se estaba muriendo, tuvieron que liberarla porque, el médico al que acudieron
sentenció que irremediablemente -dado su delicado estado de salud- moriría si
no ingería agua por lo menos”. (Lora. 1979).
Ella no perdió contacto
con sus compañeros a pesar de su lenta agonía, desde su lecho mantuvo comunicación
con sus camaradas que permanecían en la clandestinidad, expresó su preocupación
por la suerte de su partido y el rumbo de la resistencia política. Agar murió
el 25 de septiembre de 1977, tres meses después un grupo de mujeres mineras se
traslada a La Paz e inicia la huelga de hambre en demanda de la amnistía total
para los dirigentes sindicales y políticos. En febrero de 1978, la dictadura de
Banzer, retrocede ante la movilización popular a través del Decreto de amnistía
total, lo que derivó además en la convocatoria a elecciones democráticas para
junio de ese año.
Contexto
sociopolítico
La atribulada agenda política nacional de las
primeras décadas del siglo XX se ofrece como fuente que modula el carácter de
Agar, ahí se tienen los cambios en materia de derechos civiles concedidos a la
mujer durante el régimen liberal (1900-1920), entre los que se destaca la ley
del divorcio (parcial y absoluto) que, según Agar, fue decisiva en la
autoderminación de la mujer como sujeto histórico. “Esa
ley puede ser considerada como la primera disposición legal que rompe la
tradición de desigualdad jurídica”, posteriormente se aprueban varias reformas
constitucionales (1944) que otorgan a la mujer derechos laborales, civiles y políticos
como el matrimonio de hecho, el derecho al voto y el derecho al trabajo (1942),
sin embargo, advierte el peligro de que estas leyes sirvan a intereses
económicos y personales, “La mujer debe ser considerada como un ser humano
consciente y responsable y ese debe ser el tratamiento que lo acuerde la ley”,
complementa al poco tiempo.
Ahora bien, es
conveniente identificar el contexto político que la llevó a decidir por el POR,
un partido que nace en Bolivia en 1935 como emergencia ante la crisis de la posguerra
del Chaco, contienda bélica que abrió la conciencia nacional e inició el
desmoronamiento de la oligarquía minero – feudal, en tanto surgían
organizaciones sindicales consolidadas en la década del 40, por ejemplo, la
Federación de Campesinos, la Federación de Mineros y años después la Central
Obrera Boliviana. Entonces, la Guerra del Chaco sacude al ser nacional que deambulaba
entre los cambios liberales y las instituciones de corte feudal - premodernas, a
más de enfrentarse con el pasado de fracasos, de explotación y pobreza. La guerra
permitió plantearse la discusión de un nuevo orden hegemónico, lo que significó
reconfigurar el campo político con nuevos actores de donde surge el nacionalismo
revolucionario con Buch, Toro y Villarroel que años más tarde sería el cimiento
discursivo del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), a la par aparecen
los partidos de izquierda de línea marxista, uno de ellos el POR y el Partido
de Izquierda Revolucionaria de línea estalinista que, tras el derrocamiento de
Gualberto Villarroel (1946) y el fin de la segunda Guerra Mundial, cambia de
denominativo a Partido Comunista de Bolivia (PCB). Así también, surge desde la
derecha, Falange Socialista Boliviana (FSB) con posturas radicales
nacionalistas y chauvinistas, con una fuente influencia de la iglesia católica
en clara oposición a los cambios desarrollados por el partido liberal, a la
orientación filosófica del nacionalismo revolucionario y al marxismo, considerado por FSB como ideología
atea. Es ahí, que Agar decide por el POR, con el óbice que representa ser militante
porista en una sociedad conservadora como la sucrense.
Marxismo – feminista
El documento “Estudio
Sociológico de la mujer boliviana” expuesto por Agar en 1975 en oportunidad de
un curso de formación, es un tratado inspirado en el materialismo histórico que
da pie a lo que hoy se ha llegado a denominar feminismo – marxista, como categoría
sociológica. Su explicación sobre la situación de la mujer boliviana parte del
análisis de la estructura socioeconómica del país, de donde concluye que la
marginalidad de la mujer, entiéndase como subordinación, explotación y
violencia, no es consecuencia de su sexualidad (femenina), más bien, dice, son
las estructuras sociales y económicas las que definen su presencia en el mundo
y las relaciones con su entorno:
los
rasgos psicológicos no son estáticos y eternos, sino que responden a la
estructura de la sociedad. La conciencia que la mujer adquiere de sí misma no
depende de su sola sexualidad, sino que refleja una situación emergente de la
estructura económica de la sociedad, la que a su vez refleja el grado de
evolución técnica a que ha llegado la humanidad. (A.
Peñaranda. 1975).
Más adelante, indica que a pesar de
los cambios jurídicos, políticos, sociales y laborales que amplían los márgenes
de participación y derechos de la mujer, la liberación de la mujer está
condicionada a las estructuras impuestas por el varón, ya que las instituciones
-y el habitus diría Bordieu- han sido
creados por el hombre, lo que hace que la mujer no ejercite en su totalidad
estos derechos por la inequidad de oportunidades en su relación con el hombre.
El
hombre no ha perdido prestigio ni poder, la evolución social ha modificado,
pero no ha cambiado las estructuras, luego, la mujer que trabaja, no escapa del
tradicional mundo femenino, sigue conformando un universo aparte.
Sobre su postura feminista, aunque
es necesario puntualizar que ella no se identificado como tal, GL anota solo un
par de líneas donde descuella que Agar planteaba que la emancipación de la
mujer llegará únicamente con el triunfo de la revolución proletaria, en tanto
que Nelly Farhat no se refiere en su texto sobre este tema. Por el contrario, Gloria
Ruiz explica que ella fue una de las primeras feministas - marxistas de Bolivia
“y sin duda, la primera de Sucre”, con la previa aclaración que el feminismo -como
categoría sociológica y política- no era conocido en la época que vivió Agar.
Ella
consideraba que las mujeres no desarrollamos nuestro rol de género por una
influencia familiar ni siquiera socialmente determinada, sino por el contrario,
estamos influidas por fuerzas muchas más amplias. Creo que el feminismo permite
en la actualidad debatir esta posición y la situación de la mujer frente a esta
estructura mayor que es el capitalismo y dentro del capitalismo el patriarcado,
por supuesto que por entonces no se utilizaban estos conceptos referidos a esas
configuraciones más amplias que definen, lo que actualmente se llama los roles
de género. En esa perspectiva, es muy avanzado lo que ella plantea porque hasta
ese momento no estaba en debate desde el punto de vista la condición
estructural de opresión de la mujer”.
Epílogo
Muchos detalles quedan en los
borradores de este breve texto que, a más de recordar a la mujer irreverente,
intelectual y revolucionaria, trató de asentar en su pensamiento que como
estructura filosófica recae en el marxismo y como instrumento ideológico en el
trotskysmo. Llegó a ese punto como consecuencia de su amplia formación
intelectual, esto se entiende por la lectura de todas las corrientes
filosóficas y el conocimiento preciso de la formación social boliviana. No
habría servido de nada lo anterior, sino no guardara el contacto estrecho con los
obreros mujeres y hombres, con los estudiantes y trabajadores del agro. En el
orden íntimo, la enfermedad renal jugó un papel preponderante en la
construcción existencial del sentido de su vida, como también la propuesta
estética de su padre, el lineamiento filosófico de su abuelo y de su madre.
Es de notar que Agar no publicó
libros, los artículos escritos para los órganos de prensa del POR lo hacía con
el seudónimo de Marcel, lo poco que se conoce de su producción intelectual se
extrajo de los cursos de capacitación que ofrecía, pero se sabe que ella
escribió varios documentos que por decisión personal se negó a difundirlos
porque, como dice GL, no quería que la confundan con el ambiente intelectual de esos años, “Esta conducta la llevó a tal extremo que, pese a sus
grandes aptitudes para escribir y para dilucidar los problemas de la teoría, se
negaba empecinadamente a dejar en letras de molde su pensamiento. Escribía
cuando su actividad de militante le obligaba imperiosamente a hacerlo, pero
entonces se cobijaba en el anonimato. Detrás de esta aparente humildad se
ocultaba su repudio al esnobismo intelectual”.
Su mejor amiga, Nelly, corrobora este criterio y realza a la vez que escribía
en prosa limpia, contundente y sin ambages como acostumbraba la élite
intelectual. Pero eso sí, fue una lectora sin límites ni ataduras
fundamentalistas, leía filosofía, literatura, historia y lo que podía despertar
a su consciencia. “Todo en ella resumía su mundo interior: se estaba muriendo
físicamente mientras vibraba al calor de un nuevo libro. A veces, su voz
inaudible recordaba pasajes de innominados libros y sentía hasta mientras agonizaba”.
A manera de concluir, Gloria se anima a imaginar cuál hubiera sido la
posición de su tía en este tiempo de revolución tecnológica, de nuevas
categorías teóricas, de la irrupción del indigenismo e indianismo en Bolivia y
Latinoamérica, de la globalización y el posmodernismo, del Estado
plurinacional, de la pobreza con mil rostros, …en fin. Al respecto, no duda un instante al afirmar
que, por la lucidez
que le caracterizaba, hubiera rejuvenecido sus ideas a la par de los procesos
históricos, porque ella no fue un soldado ciego del proceso en el cual decidió
militar, sino, fue un sujeto crítico que abordaba y cuestionaba, lo que, desde
el punto de vista teórico, no consideraba correcto. “Desde esa perspectiva, su
lucidez le hubiera permito tejer otro tipo de críticas y complejizar su pensamiento”.
Hasta aquí llegué, Agar no creas
que no quise contar sobre tu biblioteca que amabas tanto, a la imprenta que
soñabas dejar a tu partido como herencia, tampoco no olvidé a tus hermanas
Gloria y Mercedes, a tu sobrina Rosario Arrieta Peñaranda y a Marcelo que fue
para ti como un hijo, tampoco relegué al piano y los pinceles de tu madre,
menos aún a tu querida gata Pussycat que luego de tu partida ronroneó durante
cinco años más a los pies de tu cama.
Javier Calvo Vásquez
11 de julio de 2021
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