Ir al contenido principal

DE LA UNIVERSIDAD REPUBLICANA (COLONIAL) A LA UNIVERSIDAD INTERCULTURAL

 

 


El estudio sobre las distintas etapas de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca (USFX), privilegia la investigación sobre el periodo colonial[1], entre los autores más influyentes que marcan la línea historiográfica que, aun hoy, constituyen en el principal referente, se cita a: Gabriel René Moreno “Últimos días coloniales en el Alto Perú” (1896), Luis Paz “La Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de la capital de los charcas. Apuntes para su historia” (1914), José Valentín Abecia Ayllón “Historia de Chuquisaca (1939. Obra póstuma) y Guillermo Francovich “El Pensamiento Universitario de Charcas (1948).

El Primer Grito de libertad del 25 de Mayo de 1809 marca el punto de inflexión en los estudios sobre el rol de la universidad durante la Guerra de la Independencia y la posterior constitución del estado republicano, más aún, lo acontecido durante el siglo XX. Este detalle es clave en la construcción de la memoria institucional, porque se evidencia la influencia de la historiografía en la cultura universitaria, caracterizada por su apego al pasado colonial.

Además de Luis Paz (1854-1928), que aborda -en varios capítulos de su obra antedicha- el desarrollo de la universidad en la etapa republicana, Ignacio Prudencio Bustillo (1895-1928) expone en su ensayo La Universidad bajo la República (1924)[2],  las particularidades de la USFX una vez lograda la independencia del Alto Perú. El autor deja ver que el Estado Republicano (1825-1900) hizo muy poco por cambiar la educación superior heredada de la colonia, más bien reproduce el armazón simbólico que sustentaba al estado colonial, en tanto valores, creencias, hábitos y convenciones. Este legado determina, en gran parte del siglo XX, el debate al interior de la USFX, entre quienes hacen del pasado el faro de la educación que afianza el estado elitista y excluyente, frente a los que plantean abrir las puertas de la institución hacia una educación democrática, presente en el mundo, científica y, en esa medida, responder a sus exigencias.

Bustillo expone una interesante descripción sobre la situación académica y económica  de las universidades, además de reflexionar en torno a las políticas de gobierno vinculadas con la educación, haciendo énfasis en las reformas impulsadas desde 1841 por Tomás Frías, en su condición de ministro de Instrucción Pública, primero, y luego como presidente de Bolivia (1872-1873, 1874-1876), empero, considera que gran parte de estas iniciativas no repercutía en la enseñanza y menos en la calidad de los profesionales porque no apuntaban al desarrollo del país. En el caso de la USFX, remarca que, al inaugurarse el estado boliviano, ella poseía “un inmenso caudal de tradiciones que desde entonces ha podido mantenerse en pie hasta hoy en día” (2014:229). No obstante, aclara que debido al desamparo del gobierno funcionó pobre e irregularmente a punto de cerrar sus puertas, lo que la llevó al ensimismamiento y al culto por el pasado colonial. “En la vida de toda universidad hay dos escollos: uno, el apego rutinario al pasado, otro, el apasionamiento inmoderado y ciego por las reformas (...) Ambos peligros amenazan a la Universidad de San Francisco Xavier, pero es principalmente el primero el que puede determinar su muerte" (Ibid.:238).

En las postrimerías del siglo XIX la influencia positivista - liberal lanza una dura crítica a la formación que se brinda en las universidades, catalogándola de anacrónica por su marcada influencia colonial. Desde esta perspectiva, estudiantes y docentes cuestionan a la educación superior por su languidez derivada de su dependencia con el estado que habría impedido la producción científica y el desarrollo, se argumentaba que únicamente en un espacio de irrestricta libertad de pensamiento y de cátedra se garantiza la educación e investigación[3]. Este pensamiento se plasma en la demanda por la autonomía universitaria durante la década de 1920, inspirada en el Manifiesto de Córdoba (1918), aprobada en Bolivia en 1931 a través de un Decreto ley[4], incluida en la Constitución Política del Estado en 1931[5]. Ella debe ser entendida como la más importante reforma universitaria que rompe el vínculo vertical entre el Estado y la Universidad, mas con el tiempo se instrumentalizó en beneficio de ciertos sectores al interior de la universidad, haciendo de ella un armazón que impide –contradictoriamente- la crítica interna o, dicho de otra manera, la generación de pensamiento.

Al retorno de la guerra del Chaco (1935) se agudiza la crisis del estado oligárquico, simultáneamente, pugnan la hegemonía del campo político los partidos marxistas y nacionalistas que tenían un marcado influjo en los sindicatos obreros y campesinos, como también en las organizaciones estudiantiles. En ese escenario, la universidad autónoma siente temblar su estructura interna porque desde sus aulas se interpela a la autonomía positivista - liberal al señalar que no basta la libertad de pensamiento y la administración de sus recursos, había que democratizar el acceso a la educación de los sectores marginados de este derecho, a más de proponer que la investigación científica y extensión social respondan a las necesidades de los sectores más vulnerables. Entonces, disputan el poder universitario quienes alientan la educación elitista, tradicional y cristiana, frente a los que defienden la educación popular y antiimperialista, pero también están en el ruedo -como si se tratara de un empate histórico- los que, empujados por las tendencias desarrollistas, consideran que la universidad, “sin olvidar su pasado glorioso”, tiene que formar recursos humanos calificados que contribuyan a la construcción del Estado - Nación.  Fruto de este periodo, se tiene la fundación de la Universidad Popular (1941) y diversas escuelas de formación universitaria, como la de Agronomía, de Matronas (enfermería), Bioquímica y Odontología, por nombrar algunas.

El destacado ideólogo del POR y dirigente estudiantil, durante ese tiempo, Ernesto Ayala (1919-1995), citado por Fernando Molina en su libro La revolución permanente en Bolivia (2021), sentencia que la autonomía cayó en manos de la burocracia dedicada a crear facultades y edificios sin proyección científica ni capacidad docente, convirtiendo a la universidad en una institución que producía un “profesionalismo parasitario”. “Así, a poco tiempo de consagrada la autonomía, la lírica pedagógica de la Reforma evidenció, palmariamente, que ella era apenas un paliativo que no llenaba las necesidades del enfermo” (1938). [6]

La crítica se genera también desde algunos sectores de la intelectualidad chuquisaqueña que, preocupados por el rumbo que tomaba el ejercicio autonómico, advierten que la universidad no puede estar divorciada de los problemas que le circundan, más bien, debe responder a ellos apoyada en la orientación científica. Desde esa veta, el rector Guillermo Francovich (gestión 1944-1951), en oportunidad de inaugurar el año académico de 1946, insiste en la necesidad de que la autonomía adquiera eficacia y consistencia (el subrayado es mío) para que nadie en el futuro la suprima, esto se logrará -decía en coincidencia con los sectores progresistas de la época- cuando el pueblo reconozca en ella (la autonomía) como algo que le sirve y que corresponde a sus sacrificios para mantenerla.

El autor del Pensamiento Universitario de Charcas (1948) observa que la más peligrosa amenaza que enfrenta la universidad es convertirse en una repartición burocrática “con espíritu cristalizado o muerto”, ante esto, recomienda que la USFX intensifique su actividad científica, su labor de servicio social y de extensión cultural.

La idea central en el pensamiento de Francovich, vinculada con la universidad, sugiere que la producción del conocimiento escuche las voces que gritan fuera del claustro universitario y ser receptiva a los cambios en un marco de eficacia, solo así, dice, la autonomía cobrará sentido y vencerá a la burocracia. “La universidad debe estar preparada para colocarse frente a las nuevas perspectivas históricas que se le ofrecerán a nuestra patria, y dentro de los cuales, ésta tendrá que comenzar a jugar un rol que le corresponda como Estado democrático y soberano". (Informe rectoral: Revista USFX. 1946). El ideal de Francovich permanece vigente, mas nunca es comprendido, de la misma manera, la amenaza que vislumbró se concretó gracias a feudalización académica y la dejadez del Estado.  

La Revolución Nacional del 9 de abril de 1952, trajo consigo cambios trascendentales para el país que debían aplicarse junto a reformas en distintos campos, entre ellos, la educación superior, desde esa óptica, se plantea que la autonomía universitaria tiene que andar de la mano de la revolución, esto implicaba estar  bajo el control del movimiento obrero – campesino, es así que en 1955 se realiza la intervención a las universidades con la consiguiente destitución de sus autoridades legítimas, sin embargo, como apunta Hugo Poppe Entrambasaguas (1979)[7], la universidad ya gozaba del apoyo popular, lo que facilitó la reconquista de la autonomía, “El pueblo y la universidad alcanzaron un triunfo histórico con la derrota de los intervencionistas, lo que significaba la derrota, aunque temporal, de los intereses antinacionales, encubiertos detrás de algunos sectores del oficialismo”. (1979:19).

El movimiento universitario nacional de estudiantes y docentes de 1968-1969 confluye en 1970, en lo que se llegó a denominar La revolución universitaria que planteaba cambios substanciales en los planes de estudio con el objetivo de ajustarlos a las necesidades de desarrollo regional y “hacer de las universidades  verdaderos órganos  de expresión popular y movilización antiimperialista” (1984)[8]. Este movimiento motiva a la comunidad universitaria de San Francisco Xavier organizar el “1er. Seminario mixto sobre pedagogía universitaria"[9] realizado en 1970 por una Comisión docente - estudiantil a la cabeza del rector Alfredo Arce. Bajo el lema “La reforma en función de una universidad al servicio del pueblo", el Seminario enfatiza que la universidad simboliza la decadencia de la oligarquía local porque durante el siglo XX trabajó en función de intereses de las minorías nacionales, manteniendo para el efecto los moldes coloniales de la sociedad boliviana. “En consonancia, la visión de sus componentes fue haciéndose cada vez más parroquial. Viviendo de sus glorias pasadas, la universidad en su conjunto, no llegó a adquirir una conciencia nacional y cívica, perdió toda sensibilidad". (1970:15).

Más adelante, los participantes aprobaron un documento en el que se dice que los docentes están sumergidos en el automatismo que impone el aula, esto habría conducido a la formación de profesionales individualistas, cuyo único objetivo es trepar en la escala social sin importar los medios que fueren necesarios. “El profesional universitario se convirtió en el instrumento ideal para encubrir todo régimen social inhumano de explotación, en el cómplice mudo de la enajenación de las riquezas y bienes nacionales a la voracidad imperialista y la vida de los ciudadanos. (...) La sociedad fue para él (profesional) un simple mercado donde imperaba la ley de la oferta y la demanda". (Ibid.:17)

La declaración política del evento manifiesta que la autonomía universitaria tiene que coadyuvar en la liberación nacional, esto representaba “liberarse de la opresión de cualquier tipo y de todo tipo de neocolonialismo, por una parte, y por otra, liberarse del hambre y la miseria y de las desigualdades sociales". (Ibid.:170).

A la finalización del evento se aprobaron varias recomendaciones en los planos académico, institucional y político, a saber:

 

La Universidad tiene que constituir el frente cultural de la liberación nacional/ tiene que participar en las estrategias de desarrollo regional y nacional/ Tiene que intervenir en campañas de alfabetización/ De acuerdo a sus principios la USFX se declara en una institución democrática, antidiscriminatoria y de perfeccionamiento institucional/ Se reafirma el principio del cogobierno paritario, debiendo las autoridades universitarias ser elegidas por el sistema de voto universal , esto es 50% de cada estamento (docente-estudiantil)/ Se recomienda además la vigencia de la cátedra libre y paralela sujeto a reglamento especial/ Se ratifica la libertad de cátedra/ Se plantea además aprobar la descentralización administrativa/ Articular la educación  de los niveles medio y superior.

 

Algunas de estas recomendaciones se aplicaron años después, las que hasta hoy están vigentes, aunque al margen del contexto en el que fueron pensados.

La dictadura de Hugo Banzer (1971-1978) y las fuerzas conservadoras que permanecían en la USFX impusieron una reforma para hacer de la academia un iglú, condenando la misión educativa a la frívola faena profesionalizante. El rector interventor, Luis Rivera Cortes, al presentar su informe sobre la reestructuración universitaria[10], no ahorro epítetos para descalificar las propuestas “comunistas" expuestas en el 1er. Seminario pedagógico, argumentando que la universidad no puede abandonar el legado de los fundadores de la más que tricentenaria universidad ni permitir que corrientes foráneas intervengan en la formación de la juventud. “El signo y el símbolo de la nueva universidad, del nuevo germen que alzándose sobre la tierra pretende alcanzar la altura de los viejos robles de Charcas", (1972:25).

Se creyó que, recuperada la democracia y la autonomía universitaria (1982), la universidad pondría en práctica medidas que lleven a la construcción de una universidad nacional, democrática, científica, popular y antiimperialista, como así definía la Misión universitaria[11], de esta manera la “relación con el pueblo no solo será política, sino educativa” (G. Rodríguez Ostria. 2000). Sin embargo, esa declaración de principios nunca superó la lírica porque estaba alejada de su cultura universitaria caracterizada –entre otras cosas- por la fidelidad a su tradición aristocrática. Este choque, entre lo que se piensa y hace, no le permite responder a la crisis política y económica de los ochenta ni a las medidas de reajuste estructural (D.S. 21060. 1985), así, se pone en evidencia la debilidad de su estructura interna.

Gustavo Rodríguez Ostria, coordinador de la investigación “De la revolución a la evaluación universitaria" (PIEB. 2000), indica que el discurso universitario de los ochenta se debilitó poco a poco hasta convertirse en retórica porque la universidad dejó de ser un actor modular de la democracia, el mediador entre la sociedad civil y el sistema político. “(La universidad) debe enfrentar nuevas demandas y expectativas de un conjunto de heterogéneo de actores, entre ellos el Estado, lo que resalta las debilidades de sus estructuras tradicionales".

No obstante que el Cogobierno Universitario manifiesta no estar de acuerdo con las políticas de libre mercado asumidas por los gobiernos de Víctor Paz (1985-1989), Jaime Paz (1989-1993), Gonzalo Sánchez (1993-1997), Hugo Banzer (1997-2000) y Jorge Quiroga (2000-2002), la USFX se encubre en una actitud pasiva, asumiendo de soslayo que la relación con el gobierno está marcada (prioritariamente) por la asignación presupuestaria y la evaluación académica, que en realidad no pasa de ser un simple mecanismo formal y burocrático que no trasciende en la calidad de enseñanza.

Mientras el país es sacudido y confrontado por los cambios que ejecuta el Estado Plurinacional (2010-2021), la USFX permanece hipnotizada ante la mirada de los doctores de Charcas y la emula artificialmente, esto oculta la relación endogámica entre los que componen el Cogobierno que acomoda sus intereses corporativos al pragmatismo profesionalizante y a la burocracia alimentada por el clientelismo y la prebenda, en complicidad  con el poder ejecutivo que fortalece vínculos únicamente financieros a través de la transferencia de recursos económicos, destinados en gran parte al gasto corriente[12]. Su vínculo con la sociedad está mediado por la frivolidad con que responde a las necesidades de su entorno, lo que impide la reflexión de sus docentes y estudiantes sobre lo que están diciendo las voces alejadas de la comodidad académica.

Esto de evocar el quinqué del siglo XVIII para alumbrar el presente, se constata, por ejemplo, al nombrar al Instituto de Posgrado de la Facultad de Derecho como Academia Carolina (2021), cuando ya, en 1825[13], el Mariscal Antonio José de Sucre cambia su denominación a “Academia de Juristas o de Práctica Forense”, como una clara señal de cortar la ligazón con las instituciones de la colonia.

Ahora bien, de acuerdo al catálogo de libros publicados por el Comité Editorial de la Universidad, se sabe que la USFX publicó desde el 2008 hasta el 2021 únicamente 91 libros, de esta cantidad, 54 corresponden a las gestiones 2008, 2009 y 2010, o sea, más del 50%, en tanto, los últimos tres años (2019, 2020 y 2021) solo se publicaron tres libros. Al constatar esto, se infiere que la prioridad universitaria no es precisamente la generación de pensamiento y la investigación científica, lo que concuerda con su cultura política clientelar y burocrática.

El escritor César Rojas Ríos, en su libro “La ciudad vagón" (2001), refiriéndose a la crisis en la universidad, advierte que ella está atrapada en la anomia a consecuencia de no auspiciar la crítica interna y “el relajamiento de sus normas institucionales como producto de la deslegitimación de su élite dirigente". Rojas, al subrayar que la ausencia de crítica interna es uno de los principales rasgos de la Universidad, devela que no existen corrientes de pensamiento que replanteen los objetivos y fines académicos, a la vez de observar que el veto a la crítica interna impide el nacimiento de nuevos líderes que guiados por nuevos paradigmas  propongan, por ejemplo, (aunque no lo dice) la relectura de la autonomía y el Cogobierno Universitario, el cambio del sistema de elección de autoridades, transformar los planes de estudio a la luz de la interculturalidad[14] como matriz filosófica, modificar la estructura del poder universitario con base en la equidad de género, planificar los objetivos institucionales en vinculación con los ejes de desarrollo regional y nacional, poner el aparato institucional en beneficio de la ciencia que plantee alternativas en la lucha contra la pobreza, la exclusión social, la violencia de género, la defensa del medio ambiente y la madre tierra.  

Sin embargo, entretanto no existan corrientes que interpelen y promuevan un movimiento de refundación, la anomia institucionalizada, la nostalgia por el pasado colonial, la excesiva burocracia y el clientelismo –como ya apuntaron las corrientes contestatarias en el siglo XX sobre las particularidades de la USFX-  seguirán siendo los soportes que protegen y reproducen la cultura universitaria.

Ante esto, es posible concluir que la comunidad universitaria es un cuerpo sedado que da muestras de vida cuando ve peligrar su confort, por eso no es extraño que la gestión rectoral parezca una sola, por más que cambien las autoridades solo se diferencian una de la otra por quien contrata más o menos personal administrativo, por quien entrega más o menos edificios y por quien firma más o menos convenios castrados, entretanto, sus discursos se distraen en la lírica vacía que apela a su tradición colonial y a las glorias del pasado.

Si bien la historia de la USFX durante el siglo XX está signada por la confrontación teórica entre apocalípticos e integrados, como muy bien podría ser representada por Umberto Eco  (1964)[15], desde los noventa -y principalmente durante los últimos 22 años- no salieron a escena posturas que planteen cambios a su estructura interna, a su cultura clientelar y endogámica, por el contrario, se impulsa la relación veleta con el Estado, se alienta la educación individualista, patriarcal y  la rutina profesionalizante como medio  de asenso social.

En la USFX, para mantener el statu quo se impone la cultura del temor a lo nuevo, la cultura de la intimidación a docentes, estudiantes y trabajadores... todos enmudecen ante una simple amenaza que ponga en peligro sus privilegios. Nadie quiere sacar la cabeza porque vivir bajo el lodo es más seguro, aunque no entre la luz.

Si bien es cierto que, en los atribulados años del siglo XX, el pensamiento universitario tocó en algunos casos de refilón el tema indígena y el de género desde una mirada racista o paternalista, en la actualidad estos conceptos son censurados y eclipsados. Esto se explica a partir de la movilización por la capitalía plena (2007) que llevó a la USFX a desempolvar banderas regionalistas posicionándola -de manera maniquea- subrepticiamente contra las corrientes indígenas y de género, sellando con ello su actitud racista y patriarcal, esto se patentiza en que durante los 398 años de vida institucional no se eligió como rector a un indígena o a una mujer.

Para culminar, vuelvo a Ignacio Prudencio Bustillo, el decía que si la USFX permanece sumida en la nostalgia por el pasado está destinada a morir, pues suponiendo que aún está en terapia intensiva con leves signos vitales, pues no le quedará otra alternativa que abrir sus puertas para saltar a la ciudad, de lo contrario morirá asfixiada. ¿Qué significa abrir sus puertas? No solo es sacar la mirada para ver lo que acontece del otro lado de la frontera e incluir en los planes de estudio materias que se refieran a los nuevos paradigmas que luchan en el mundo ni mantener institutos con el rótulo de extensión social, que más son centros asistenciales; por el contrario, estar en el mundo es plantear desde la cientificidad liberada del prejuicio occidentalizado y racionalista, una educación intercultural, democrática y despatriarquizadora. Abrir el espíritu no representa vilipendiar al gobierno ni llevar a cuestas su bandera, por el contrario, es mirarlo de frente sin complejos. Abrir las puertas es hacer de la autonomía universitaria el instrumento de la ciencia que libere el pensamiento amordazado de mitos y prejuicios, luche contra los privilegios, la discriminación y el racismo. Solo así, la universidad estará a la altura de los desafíos y cambios irreversibles que se debaten en Bolivia, Latinoamérica y el mundo.

 

 

 

Javier Calvo Vásquez

9 de diciembre de 2021

 

 

Bibliografía

 

  • Ignacio Prudencio Bustillo, “La Universidad bajo la República", en Páginas dispersas. ABNB. 2014.
  • Fernando Molina, “La Revolución Permanente en Bolivia".  Plural. 2021.
  • Ernesto Ayala, “Universidad, Estado y Economía” 1938. UMSA.
  • Guillermo Francovich, “Revista Universidad de San Francisco Xavier". USFX. 1946.
  • 1er. Seminario mixto sobre pedagogía universitaria. USFX. Agosto-septiembre 1970.
  • Luis Rivera Cortes. Pensamiento universitario. USFX. 1972.
  • Luis Paz. La Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca de la capital de los charcas. Apuntes para su historia. USFX. 1914.
  • Gustavo Rodríguez Ostria, “De la revolución a la evaluación universitaria". PIEB. 2000.
  • Hugo Poppe Entrambasaguas. “Autonomía Universitaria”. En Revista del Instituto de Sociología Boliviana (ISBO). 1979. Nº 10. Pág. 7-25. USFX.
  • Catálogo Comité Editorial USFX. 2021.
  • Documentos del VI Congreso Nacional de Universidades. Tarija 1984, CEUB.
  • César Rojas Ríos, “La ciudad vagón". Signo. 2001
  • Memorias institucionales 2010 – 2018. USFX, Rendición de cuentas 2019-2020

Referencia Hemerográfica:

·         Periódico La Prensa. 1930 – 1931. Años 34-35. Sucre - Bolivia

Referencia Electrónica:

·         https://www.lexivox.org/norms/BO-CPE-19381020.xhtml

Constitución Política del Estado 1938

·         https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000372649/PDF/372649spa.pdf.multi

Coordinador Daniel Mayo. “Educación superior, diversidad cultural e interculturalidad en América Latina”. UNESCO. 2018.

·         https://www.lexivox.org/norms/BO-DL-19300725.html

Estatuto sobre la educación pública. 25 de julio de 1930



[1] Dividido este periodo en: la fundación de la Universidad por la Compañía de Jesús el 27 de marzo de 1624, la expulsión de los jesuitas (1767), la institución de la Academia Carolina (1776), la relevancia de los Doctores de Charcas, quienes en 1809 elaboraron el Silogismo de Charcas que derivó en el Primer Grito de libertad en América, el 25 de Mayo de ese año, constituyéndose –este periodo- en el pico más alto como entidad educativa de transcendencia continental.

 

[2] Este ensayo forma parte del libro Páginas dispersas, cuya primera recopilación y edición fue realizada por Carlos Medinaceli y publicada en 1946. El Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB) la reedita en 2014.

[3] Manifiesto de los estudiantes de La Paz a la juventud boliviana. Periódico La Prensa. Sucre. 1929. “Las universidades para cumplir su función social a que están destinadas deben estar desvinculadas del Estado. Nuestro primer postulado reformista es pues la autonomía integral de las universidades bolivianas del poder político, así desaparecerán los catedráticos sin merecimiento y los profesores políticos. Solo con la autonomía veremos perderse a la montaña de apellidos, los catedráticos como sinecura, el puesto rectoral como recompensa”. 

[4] La Junta militar de gobierno, promulgó el Estatuto de Educación Pública, en 1925, que, entre otros puntos, otorga la autonomía a las universidades del país

[5] Las reformas aprobadas en el referéndum del 11 de enero de 1931, son incorporadas después de la sección  décima cuarta de la Constitución Política del Estado promulgada en 1888. Del Régimen universitario:

Artículo… Las universidades nombrarán a sus rectores, profesores y funcionarios, expidiendo títulos, podrán aceptar legados donaciones, administrar sus rentas propias; proyectarán su presupuesto anual para someterla a consideración del Poder Legislativo; podrán negociar empréstitos con garantía sus rentas y aprobación del Congreso, para realizar con autonomía sus fines y sostener sus institutos y facultades. (Periódico La Prensa. 22/septiembre/1931. Pág. 2).

En 1936, se logra, a través de un Decreto Ley, la autonomía financiera de las universidades y en 1938 se incluye la autonomía universitaria en la nueva Constitución, promulgada en el gobierno de Germán Buch.

[6] Ernesto Ayala Publicó en 1938 la primera edición del ensayo Universidad, Estado y Economía, junto a otros documentos que, en 1955, fueron reeditados y ampliados.

[7] Ensayo “Autonomía Universitaria”, expuesta por Hugo Poppe en el Paraninfo Universitario, el 17 de abril de 1978. (Publicada en 1979, en la revista del Instituto de Sociología Boliviana (ISBO). Nº 10. 1979)

[8] En Documentos del VI Congreso Nacional de Universidades. Tarija 1984, CEUB.

[9] Documento publicado en 1971 por la Universidad de San Francisco Xavier

[10] Libro Pensamiento Universitario. Luis Rivera Cortes. USFX 1972. En él se expone el programa de reestructuración universitaria, que debía responder a los planes dispuestos por la dictadura de Hugo Banzer, en materia de educación superior.

[11] En Documentos del VI Congreso Nacional de Universidades. Tarija 1984, CEUB.

[12] Memorias USFX 2010-2018. Rendición de cuentas 2019-2020 dan cuenta que el 80% del presupuesto universitario se destina al gasto corriente (sueldos de docentes y trabajadores).

[13] En La Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca de la capital de los charcas. Apuntes para su historia. Luis Paz. 1914. USFX

[14]En la actualidad, en América Latina, los usos más frecuentes de la idea de interculturalidad se registran en los campos de Educación y Salud. En Educación, en particular, la idea a menudo se utiliza con referencia a propuestas y programas de Educación Intercultural, los cuales además se distinguen de la idea de “inclusión” porque reconocen y valoran la existencia de diferencias significativas entre diversos modos de producir conocimiento, modalidades de aprendizaje, visiones de mundo, valores y proyectos de futuro”. (Mato, 2009, en Educación superior, diversidad cultural e interculturalidad en América Latina. Pág. 13. 2018)

[15] Apocalípticos e integrados, ensayo elaborado por Umberto Eco (1932-2016). Si bien el autor plantea un estudio sobre los medios de comunicación y la cultura popular, su planteamiento se amplía a otras latitudes del pensamiento, entre ellas, la sociología y la ciencia política, como método de estudio sobre la dinámica social.


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL ICH’U DE POCOATA: HAY QUE TENER PELOTAS PARA ENTRAR AL CENTRO DE SUCRE

Sentado en el borde del muro descolorido, el Ich’u juega con el equilibro, sujetando su delgada voz en el charango a quien abraza como a una wawa de pecho. Las cuecas, los huayños y los bailecitos nos ayudaron a tragar a ese infame trago mezclado con Yupi. Él cantaba sin descansar con los ojos cerrados, y yo, a su lado, le pasaba de rato en rato el vaso desportillado lleno de alcohol. Luego de 20 años me encontré con José Luis Santander, el I’chu, caminaba despacio por la calle Arenales rumbo a la Plaza 25 de Mayo y en medio del acostumbrado “¿cómo te va?” le comenté que lo vi en la televisión cantando y zapateando en un programa dominguero, así es, dijo José Luis, como hasta ese día creí que se llamaba. Con cierta seguridad, mencionó que hace siete años decidió vivir de la música y aseguró que no hará otra cosa en adelante. Quedé sorprendido, y porque no admitirlo, forrado por una profunda envidia, para compensar ese sentimiento le propuse entrevistarle, de esa ma...

LA TROMPETA DE FELIPE

  Lo acusan de robar una radio National, una plancha Phillips, una máquina de escribir marca Royal modelo 1951 y un tocadiscos Pioneer de dos velocidades. Lo detienen en la puerta del colegio dos policías de civil. La directora interrumpe violentamente la clase de música y solicita al profesor dar permiso al estudiante Cabrera para encontrarse con sus padres que lo requieren en la puerta del establecimiento. Felipe, antes de salir, guarda los cuadernos, las carpetas y libros en el compartimento del pupitre y se retira peinando -con los dedos de uñas largas- sus encrespados cabellos negros. La maestra lo acompaña hasta la puerta de salida y, sin esperar que Felipe se despida como suele hacerlo todos los días, cierra el portón de madera con tal fuerza que el eco tosco revota como pelota de ping pong entre las paredes de ladrillo. Al pie de la acera, endereza la mirada para buscar a sus padres; en eso, una mano ancha y sudorosa agarra el brazo de Felipe y sin dar tregua ni tiempo ...

GUILLERMO FRANCOVICH

  “La gratitud primigenia es el deberse a otro”, sentenció Heidegger, al explicar que en la gratitud el alma recuerda lo que tiene y es. A. Constante (2005), sintetiza la idea al señalar que la gratitud no es más que el agradecimiento por la herencia recibida. “Gratitud es la respuesta al don recibido. El supremo don es aquello que somos, la dote que somos”.   De ahí, entendemos que la ingratitud es propia de los sin alma que, en el caso de Bolivia, se empeñan en confinar nombres que dedicaron su vida a la producción del pensamiento y a dejar frutos (hasta hoy disfrutados) en las instituciones donde les tocó servir, es el caso de Guillermo Francovich que su hazaña más grande no fue ser catedrático, rector, diplomático, ni recibir reconocimientos en muchas partes del planeta, no, su hazaña -como muy bien apunta H.C.F. Mancilla- son sus libros, a pesar de saber que la “colectividad boliviana recibía sus obras con un silencio de tumba”. Muchas investigaciones abordan el pensa...