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No estoy con autismo, SOY AUTISTA

La Asamblea General de las Naciones Unidas determinó que hoy, 2 de abril, el mundo dedique su tiempo a informar o, si se quiere, a socializar sobre lo que es el autismo; no obstante, cada año los padres de familia, los psicólogos, los profesionales que trabajan con la comunidad autista, los medios de comunicación y las instituciones hacen precisamente todo lo contrario: desinforman. Esa gente habla por los autistas al presentarnos, desde su mirada capacitista, como enfermos a los que hay que ayudar para que logremos adaptarnos al entorno social; es decir, para que seamos personas “normales” y desarrollarnos como tales; prueba de este simplismo académico es definir al autismo como trastorno. Sobre lo anterior, rechazo vehemente esa orientación patologicista que expone al autismo como una enfermedad; por el contrario, reivindico categóricamente que no tenemos autismo, no somos personas con autismo, más bien SOMOS seres humanos AUTISTAS, hay una gran diferencia semántica entre el ser (qui
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Vacaciones

  Esperaba la vacación de fin de año porque -por alguna razón que aún desconozco- en ese lapso se extinguían las miradas que durante el año me seguían (así lo sentía) y parecían abandonar su interés en mí; entonces, caminaba más suelto, me detenía a contemplar los escaparates, los letreros luminosos y parado frente a los pequeños árboles de la ciudad, mis ojos convertían a las ramas en un frondoso bosque, al rato ya estaba escondido entre ellas, era como salir del mundo o estar detrás de la ventana. Con las horas comprendí que era más fácil subir que bajar, contrariamente a lo que sucede en otras circunstancias. Valían todas las excusas para salir a la calle sin que medie la obligación de ir al colegio o buscar una tarea. Transitar sin rumbo, arrastrar los dedos por las paredes y detenerse frente a las puertas y ventanas abandonadas donde fisgoneaba por las grietas; alguna vez empujé la puerta e ingresé con cuidado, del techo colgaban tejas, paja y cañahueca; las paredes de adobe gua

CUANDO ESTÉ AFUERA

    Lo primero que hizo fue entrar al baño, se quitó la visera descolorida que llevaba la inscripción borrosa MIR-NM y el perfil de un gallo azul. Sí, se la quitó y la depositó en el tacho de basura. Subió lentamente la mirada y vio su rostro después de diez años. Cumplió la promesa de verse únicamente cuando esté afuera. Los párpados inflados parecían aplastar a los achinados ojos de color café que, al verlos detenidamente, distinguió el fluir de la sangre: Antorcha de fuego marchito que desespera ante el inminente vacío . Sus labios deshidratados perdieron el color, la forma y el deseo. El cuerpo famélico cubierto por la tiznada y erosionada piel. Dejó caer el pantalón de poliéster, la polera roja desteñida y el corpiño con elásticos deshilachados que reprimía a sus lánguidos senos.   El filo de la cadera desnuda había fugado del calzón percudido, quebrado y en desuso. Luego de verse por algunos minutos en el espejo, cerró los ojos, frunció los labios al expulsar una mueca de picardí

Imaginarte

   

CUANDO SE ABREN LAS PUERTAS Y VENTANAS

  Hace tres años partió Soraya. Una noche antes, los amigos y parientes más cercanos organizaron la fiesta de despedida. Como muestra de afecto le obsequiaron multicolores bebidas alcohólicas, porros que, sin disimulo, le entregaron en cajitas de fósforo, cocaína cubierta en celofán, condones adornados con cintas naranjas y únicamente quien dijo ser un amigo de colegio, le regaló la novela de Herta Müller Todo lo que tengo lo llevo conmigo. Las veintitantas botellas quedaron vacías al amanecer, la mezcla de tabaco, cocaína, marihuana y alcohol hizo estragos en más de uno. Cuerpos desnudos desparramados en la sala, vómitos, caca y orín en varios rincones de la casa. Las puertas y ventanas abiertas se abanicaban a la par de la corriente gélida que recorría las habitaciones. Soraya, al despertar, hizo a un lado a su amiga que se esforzaba para abrazarla. Se vistió de inmediato, puso la ropa en la maleta, se lavó la cara y cepillo los dientes abriéndose paso entre la gente que aún es

PADRE

La chapa del departamento está averiada, es suficiente un débil empujón para que se abra en silencio. Ingreso despacio con el temor de que uno de los gatos me salte y arme un alboroto. Él vive con gatos porque, además de los perros, son los únicos que lo soportan.   Entro con la esperanza de darle una sorpresa que confluya en un grito de alegría o, por lo menos, en un efusivo abrazo. Vuelvo con un nudo atravesado en el pecho. Hasta ayer, sentí que lo extrañaba, lo curioso del asunto es que nunca tuve ese sentimiento que me acerque a él, ni siquiera después de los días, semanas, meses y años de mi partida. Cierro con cautela la puerta e inmediatamente el viejo olor trae a mi padre: el cigarrillo añejo mezclado con el aroma penetrante del ajo, la pimienta, el orégano y el orín de gatos. Una leve brisa viene desde la cocina junto con el bullir de la caldera. En la sala, como siempre, el televisor a color de 24 pulgadas prendido a todo volumen; la mesa del living tapiada con revistas y

POR UN MUNDO NEODIVERGENTE: EL AUTISTA EN SU LUCHA CONTRA LA “NORMALIDAD”

  Tengo que ser breve y paciente. Lo intentaré. Hace algunas semanas, el periódico Correo del Sur (Sucre) publicó una nota de prensa sobre el autismo, (a propósito del Día mundial de concientización sobre el autismo. 2 de abril), en ella, lo define como una enfermedad que, aun, provoca el duelo de la familia, como literalmente refiere la nota en cuestión. Palabras más, palabras menos, infiere que el autista es un paciente al que se le tiene que curar con fármacos, tratamientos psiquiátricos y demás. El periodista de este medio no se tomó la molestia de indagar los nuevos estudios y tendencias sobre el tema que le ayuden a contrarrestar la posición de algunos médicos sucrenses, utilizados como fuente de información. Lo cierto, es que -en muchos países del mundo- la orientación patologicista (tal cual describe Correo del Sur) ha sido remplazada por el paradigma de la Neodivergencia o Neodiversidad. Así como en la edad media lo extraño, lo distinto era considerado una enfermedad o una mal