La Asamblea General de las Naciones Unidas determinó que hoy, 2 de abril, el mundo dedique su tiempo a informar o, si se quiere, a socializar sobre lo que es el autismo; no obstante, cada año los padres de familia, los psicólogos, los profesionales que trabajan con la comunidad autista, los medios de comunicación y las instituciones hacen precisamente todo lo contrario: desinforman. Esa gente habla por los autistas al presentarnos, desde su mirada capacitista, como enfermos a los que hay que ayudar para que logremos adaptarnos al entorno social; es decir, para que seamos personas “normales” y desarrollarnos como tales; prueba de este simplismo académico es definir al autismo como trastorno. Sobre lo anterior, rechazo vehemente esa orientación patologicista que expone al autismo como una enfermedad; por el contrario, reivindico categóricamente que no tenemos autismo, no somos personas con autismo, más bien SOMOS seres humanos AUTISTAS, hay una gran diferencia semántica entre el ser (qui
Esperaba la vacación de fin de año porque -por alguna razón que aún desconozco- en ese lapso se extinguían las miradas que durante el año me seguían (así lo sentía) y parecían abandonar su interés en mí; entonces, caminaba más suelto, me detenía a contemplar los escaparates, los letreros luminosos y parado frente a los pequeños árboles de la ciudad, mis ojos convertían a las ramas en un frondoso bosque, al rato ya estaba escondido entre ellas, era como salir del mundo o estar detrás de la ventana. Con las horas comprendí que era más fácil subir que bajar, contrariamente a lo que sucede en otras circunstancias. Valían todas las excusas para salir a la calle sin que medie la obligación de ir al colegio o buscar una tarea. Transitar sin rumbo, arrastrar los dedos por las paredes y detenerse frente a las puertas y ventanas abandonadas donde fisgoneaba por las grietas; alguna vez empujé la puerta e ingresé con cuidado, del techo colgaban tejas, paja y cañahueca; las paredes de adobe gua